Crónica y fotos del concierto de The Slavers - Poble Espanyol (Barcelona), 9 de enero de 2022

The Slavers: El primer concierto de un padre con su hija

Datos del Concierto

Bandas:
The Slavers
 
Fecha: 9 de enero de 2022
Lugar: Poble Espanyol (Barcelona)
Promotora: Rock & Kids
Asistencia aproximada: 200 personas

Fotos

Fotos por Xavi Prat

Dos años sin ir a un concierto es mucho tiempo. Demasiado. Por eso al ver, hace un par de meses, que Rock en Família programaba una de sus giras para el 8 de enero, me puse muy contento. Lo estuve aún más cuando, un par de días después, Eclipse anunciaba que estaría pateando Barcelona el 14. ¡No me lo podía creer! Dos conciertos en una semana para resarcirme de ese par de años de sequía. Y toda esa alegría se fue por el desagüe cuando, primero, se pospuso el concierto de peques hasta marzo y, luego, se cancelaba hasta quién-sabe-cuando el de Eclipse. Por suerte, el universo es generoso, o como dice el refranero español, “Dios aprieta pero no ahoga”. Al rato veía que Rock & Kids programaba, para el día 9 de enero y en un recinto tan memorable como el Poble Espanyol, un bolo de The Slavers, grupo tributo a Iron Maiden y kids friendly. Nada mejor que para iniciar a mi hija en este maravilloso mundo de la música en directo.

Pero siempre llueve sobre mojado, siguiendo con el refranero español, y el día 8 me ponían la tercera dosis anti Covid, y según había escuchado, las reacciones eran fuertes. No podía salir todo bien, no. Además, añadimos que mi señora hija decía por activa y por pasiva que no quería ir a un concierto (por supuesto, sin saber qué es, porque se supone que es más divertido quedarse en casa viendo los mismos dibujos una y otra vez y liándola parda). Bueno, veamos como amanecemos el domingo. Y amanecimos bien, así que a primera hora a comprar entradas y a preparar todo. ¡Dos años! Es que es mucho tiempo…

Ya listos, en el coche, empezamos a calentar el tema con la música adecuada. “No, este teléfono no tiene tus canciones”, le decía, “así que tenemos que escuchar estas otras. Esta habla de que nos lo tenemos que pasar bien ahora porque no sabemos qué pasará luego”. Quien iba a decirme que, un rato más tarde, estaríamos escuchando, precisamente, “Wasted Years”.

Aparcar por Montjuïc nunca es fácil y siempre hay que dar alguna vuelta. Si le sumamos que era fin de semana y que aquello estaba petado de gente y coches (la montaña, no el reciento), complicó más las cosas. Pero al final, sitio para aparcar, chaqueta acolchada, que soplaba el tiempo que daba gusto, gorro y gafas de sol. Y hacia el Poble Espanyol. No sé cuántos seríamos, quizá un centenar, pero se estaba bien. La barra iba rápido (eso de poner el concierto a las 13:00 no sé si es la mejor hora, a no ser que como recinto quieras generar negocio), la gente se acomodaba y la espera se hacía larga. Pero llegó la hora, dejamos las mesas y nos acercamos al escenario.

«We shall go on to the end, we shall fight in France, we shall fight on the seas and oceans, we shall fight with growing confidence and growing strength in the air, we shall defend our Island, whatever the cost may be, we shall fight on the beaches, we shall fight on the landing grounds, we shall fight in the fields and in the streets, we shall fight in the hills; we shall never surrender…»

Uy uy, los padres ya sabíamos qué venía a continuación. Y sin espera, “Aces High”, sonido potente. Tanto que mi hija me dijo que aquél sonido estaba muy fuerte y que le daba miedo romperse, así que me anoto comprar unos casos protectores para la próxima. Los papás y mamás estábamos como locos, algunos niños bailaban, otros se lo miraban desde lejos, con gesto de WTF. Aunque es bien posible que ese gesto no fuera por la música, sino por los padres. Al menos no descarto que lo fuese en el caso de mi hija.

Como eso de bailar con niños y niñas que no conoce le da algo de reparo, al señor papi le tocó sentarse en el suelo, con ella entre las piernas (que, a ratos una, a ratos la otra, se dormían) y explicándole qué eran las guitarras y qué el bajo. “¿Lo rojo del señor que no tiene pelo?”, “sí, eso”. Tacto, de momento, no tiene la chica.

“The Evil That Men Do” siguió, y aunque el sonido no era el mejor del mundo (no lo podía ser, teniendo en cuenta el lugar y el grupo), aquello era tremendamente disfrutable. Cada vez más niños se animaban a mover la cabeza, pero la mía no. La mía se acurrucaba en posición de dormir, preguntando a menudo si faltaba mucho. Vale, me tendré que esforzar más…

De forma tímida, empieza a mover y dejarse mover, ahora a ritmo de “Flight of Icarus”. Por lo menos la decencia de aplaudir tras cada canción en homenaje a los que nos están haciendo disfrutar cala profundo, más cuando el alter ego de Dickinson, en un castellano extranjero, nos felicita las fiestas y alude a los reyes magos. Más aplausos.

Curiosamente suena la ya mencionada “Wasted Years”, y es bonito ver a los padres ver cómo intentan trasladar la ilusión a sus hijos. Veo que no estoy solo en esto, y que mi hija no es la única a la que le cuesta. El tiempo es cálido (no sé si por esa especie de carpa o porque, realmente, hace ese calor), y así recibimos “Bring Your Daughter… to the Slaughter”, quizá el momento más bajo de la actuación. Aún así, los fans de la banda y de la música la disfrutamos como enanos. O más que los enanos, mejor dicho. Pero nada comparable a cuando empiezan a sonar los primeros acordes de “Fear of the Dark” en la que todos los mayores nos volvemos locos y deseamos que esa misma falta de cordura invada, aunque sea en un futuro (cercano), a nuestra descendencia. Aquello suena bien.

“Los padres que conozcan la siguiente canción que griten. Y si los niños también la conocen, ¡que griten también! Woe to You o Earth and Sea…» Y vaya si gritamos, adultos y niños que ni habían oído hablar de “The Number of the Beast”. Creo que, para los pequeños, era más divertido ver como sus padres y madres se lo pasaban bien que ver al propio grupo en sí, que por cierto, se lo estaba dejando todo encima del escenario.

Otra vez la voz del día nos agradece haber llevado a las nuevas generaciones a escuchar la música que aman, y otros agradecimientos al reciento y a Rock & Kids. Sin tregua, “The Trooper” suena matadora, igual que “Hallowed Be Thy Name”. Aquello se acababa. Algunos niños lo daban todo. Otros, como mi retoña, no se interesaba demasiado (su padre sí). En estas estábamos cuando nos dicen que solo quedan un par de temas, alegría para niñ@s, tristeza para progenitores. Pero oye, uno de ese par de temas es “Run to the Hills”, y de nuevo los padres, desmelenados (esto es un decir, pues había más calvas que otra cosa), disfrutando. El abajo firmante ya se pone de pie y empieza a bailar con su hija, que entonces parece cogerle el gustillo. Tarde, pues “Running Free” y “Iron Maiden” cierran la mañana.

Me gustan estos eventos. Creo que es una buena forma de introducir a los niños en el metal, unas cosas chulas y diferentes que hacer en familia (sea habitual o, como en mi caso, monoparental) y algo más saludable que ver la televisión. Si la banda, además, se entrega, reparte púas y setlist (que me está guiando para hacer esta breve crónica), pues lo tenemos todo. Yo sí, ya sé que tengo que trabajarme (aún) más que a mi hija le guste este rollo y entre en el mundo loco de su padre…

Setlist The Slavers:

Aces High
The Evil That Men Do
Flight of Icarus
Wasted Years
Bring Your Daughter… to the Slaughter
Fear of the Dark
The Number of the Beast
The Trooper
Hallowed Be Thy Name
Run to the Hills
Running Free
Iron Maiden

Xavi Prat
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Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios. Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo. Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.