The Blood Divine – Awaken: 25 años de los últimos coletazos del doom metal británico

Ficha técnica

Publicado el 2 de septiembre de 1996
Discográfica: Peaceville Records
 
Componentes:
Darren White - Voz
Paul Ryan - Guitarra, coros
Paul Allender - Guitarra
Steve Maloney - Bajo
Was - Batería
Bejamin Ryan - Teclados, orquestación

Temas

1. So Serene (9:21)
2. Moonlight Adorns (5:16)
3. Visions (Of a Post-Apocalyptic World): Part 1 (1:01)
4. Wilderness (4:50)
5. These Deepest Feelings (2:37)
6. Aureole (6:46)
7. Oceans Rise (3:20)
8. Artemis (4:20)
9. In Crimson Dreams (5:49)
10. Heart of Ebony (4:18)
11. Warm Summer Rain (4:29)

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La primera vez que puse el nombre de The Blood Divine en mi mapa musical fue gracias a un cd-sampler que lanzó Peaceville/Music For Nations llamado Autumn Sampler ‘96. Por aquel entonces en algunas tiendas de discos era fácil encontrarse este tipo de cds “For promotional use only – Not for sale” en cualquier cubeta tirados de precio y, por muy ilegal que sea vender ese tipo de discos promocionales, para mi constituían una fuente de sabiduría donde beber para descubrir a más y más nuevas bandas. A diferencia de Odín que tuvo que ofrecer uno de sus ojos para beber del Mímisbrunnr, yo, por muy pocas pesetas (qué viejuno me veo hablando de pesetas…) me hice con ese CD porque quería saber quienes eran esos tales The Blood Divine, la única banda que no conocía del sampler.

Una vez en casa, y con la sensación de que había pagado tan solo por una canción, le di al play e incluso antes de que pasaran los primeros minutos de “Aureole”, el tema en cuestión, supe que fue (poco) dinero bien invertido. No se ni cuantas veces me puse en bucle esa canción, me encantaba, además había muchos detalles en su sonido que me resultaban muy familiar. Esa voz… ¿dónde la he escuchado antes? ¿Es él o no? ¿Y esos teclados?… Ummmmm… un aire un poco Cradle of Filth, ¿no? Cómo pude me puse a buscar información debajo de las piedras y todo empezó a cuadrar. Benditas Grind-Zone y MetaliK.O.

Casi al mismo tiempo que yo estaba en casa dándole al play para escuchar ese sampler, The Blood Divine debutaban discográficamente con Awaken y al ver la formación de la banda entendí porque “Aureole” me sonaba tan y tan familiar. Resulta que después de grabar el disco debut de Cradle of Filth, The Principle of Evil Made Flesh (1994), los hermanos Ryan, Benjamin (teclados) y Paul (guitarra), conjuntamente con Paul Allender (guitarra) deciden abandonar el barco de Dani Filth y se centran en poner en marcha a una nueva banda. Para este nuevo proyecto reclutan a Darren White, que había hecho meses que dejó/echaron Anathema por diferencias musicales con los hermanos Cavanagh, y presentan una demo a Peaceville Records, santo y seña del doom metal británico, que les da la oportunidad de grabar su disco debut Awaken en los Academy Studios de Yorkshire con los productores Mags y Pete Coleman (Cradle of Filth, Anathema, Amorphis, Gorefest, Paradise Lost…)

En la entrada de la segunda mitad de la década de los 90, las tres bandas por excelencia del doom metal británico estaban en lo más alto y gozaban de un momento muy dulce de popularidad. Mis amados Anathema crecían y crecían con Eternity (1996), dejando atrás para siempre su vertiente más oscura (admirable lo de esta banda). Paradise Lost lo petaban y acaparaban portadas con un disco más accesible a lo editado hasta la fecha, Draconian Times (1995), digno y natural sucesor del sublime Icon (1993). Por otro lado My Dying Bride no se querían quedar atrás y con el lanzamiento de Like Goods of the Sun (1996) daban la sensación de que habían tocado techo, pero también a la vez, la industria musical exigía un cambio (de esto se podría escribir un libro) y esto lo notaron muchas bandas de la época. En nuestro triunvirato británico tan solo Anathema salieron victoriosos de esos tiempos cambiantes, simplemente aplicando la personal fórmula que siempre les ha caracterizado: “Somos los Cavanagh, hacemos los que nos sale de la polla y nos importa cero lo que opines”. En cambio, tanto Paradise Lost como My Dying Bride tuvieron que vivir una incómoda travesía de varios años donde editaron sus trabajos más irregulares. Casi sin querer todo esto también le pasó factura a The Blood Divine que, seguramente ciñéndose a las exigencias del nuevo guion, editaron a la corre carrera un año después un disco bastante flojo que supuso un gran fracaso comercial. Mystica (1997) apenas duraba 40 minutos mal contados, y nos mostró a una banda (ya sin Allender) en fuera de juego intentando hacer algo más rockero, más hippie, más groove. Después de las malas críticas recibidas los hermanos Ryan decidieron poner punto y final a la corta aventura con The Blood Divine y disolvieron la banda. Reconozco que con los años, y siendo más abierto de miras, he llegado a ver de otra manera ese disco, pero aun así está muy por debajo de su gran debut.

Varios años después, en el 2002 Peaceville editó un recopilatorio de la banda donde lo atractivo residía en que incluía algún tema inédito y un par demos y versiones en directo. El nombre de ese recopilatorio fue Rise Pantheon Dreams, supuestamente el título original que había elegido Darrent White para el siguiente disco de Anathema, es decir, lo que fue el grandísimo The Silent Enigma (1995), pero volvamos 6 años atrás para ponernos de nuevo en situación.

Como buen yonki musical no tardé mucho en hacerme con la dosis completa de Awaken y aunque a día de hoy no creo que sea uno de los discos más escuchados de mi vida (soy mucho de hacer listas de este tipo), sí que ha sido uno de los que han ido sonando cada cierto tiempo. El primer tema es “So Serene”, que se sirve de una inquietante intro de casi cuatro minutos donde los bombos dan paso a la voz de Darren, o mejor dicho, a los lamentos de Darren, que nos empieza a poner en situación de lo que nos vamos a ir encontrando a partir de ahora

El teclado lleva la batuta en “Moonlight Adorns”, un corte que a medida que va pasando el metraje se convierte en un ejercicio de heavy rock contundente para mover bien el cuello. Aquí, como en otras fases del disco, nos topamos con los The Blood Divine más rockeros, aquellos que parecían mirar de reojo a los Cathedral de Lee Dorrian.

Una extraña y probablemente olvidable «Visions (Of a Post-Apocalyptic World): Part 1» nos introduce en “Wilderness”, uno de los mejores cortes del disco. “Wilderness” suena muy épico gracias a los teclados de Benjamin y posee unas líneas de bajo muy marcadas que acompañan a casi todo el tema. Su zenit lo tenemos en la segunda mitad, cuando ese bajo actúa de antesala a un descomunal Darren cantando:

“You cried
I fear for life
I sighed
Then you died
You cried.»

Me encantan esos momentos del Darren más devastador y retorcido; encajan perfectamente en esa oscura belleza que nos quiere mostrar la banda.

Ahora nos encontramos con una pieza que nos sirve de maravilla para tomar un poco de aire. La corta “These Deepest Feelings” es conducida por una guitarra acústica que le da un toque muy folk, incluso medieval, con aires muy románticos y apasionados, ese romanticismo con el que tan bien saben jugar las bandas británicas. Aquí hallamos, aunque en una breve aparición, la voz de Ruth Wilson que ya colaboró con Darren en Anathema.

Con “Aureole” llega mi tema, mi tesoro. Brutal, ¡qué temazo, joder! La apertura con esa ambientación tan oscura y ¿mística? siempre me ha parecido muy atractiva y cuando ya entran en conjunto los riffs de guitarra, apoyados en ese teclado tan orgánico, ya no hay marcha atrás. Darren está muy arriba, con esa voz rasposa y profunda tan personal, y con el patrón de batería-guitarra parece que estemos ante un tema que bien podría servir como base del metal gótico (palabrejas muy distorsionadas hoy en día) que empezaba a asomar la cabeza por aquel entonces.

Tanto “Aureole” como “Wilderness” me sirven para señalar el importantísimo papel de Benjamin Ryan en los teclados y las orquestaciones. Quien haya escuchado este disco y el The Principle of Evil Made Flesh de Cradle of Filth sabrá de lo que hablo. Tanto un disco como otro quedan impregnados de una atmósfera muy personal, muy melancólica y bella. Resulta curioso porque después de la disolución de The Blood Divine, así como su hermano Paul ha seguido haciendo historias con otras bandas y Allender volvió a formar parte de Cradle of Filth, Benjamin, que a mi me parece un músico excepcional, desapareció de la faz de la tierra y se dedicó a estudiar hipnoterapia. Sr. Ryan, así me dejaba usted con sus teclados, hipnótico total.

Después del temazo que supone “Aureole” quizás “Oceans Rise” queda como un corte menor y exceptuando nuevamente el piano de Benjamin, parece no decir gran cosa, en cambio con “Artemis” la banda vuelve a ganar enteros mostrando su lado más doommy y dramático acelerándose en un intenso final donde la batería actúa como guía y voz cantante.

Siempre me ha gustado la forma en que se cierra este Awaken, me encanta cuando al terminar un disco sientes la necesidad de volver a por más, y estos divinos lo consiguen. «In Crimson Dreams» y «Heart of Ebony», aunque uno no tenga nada que ver con el otro, siempre me han parecido que han funcionado perfectamente enlazados, casi como si fuesen un mismo tema, además, tienen un puente perfecto en los teclados y orquestación que los une de manera muy efectiva. En ellos nos encontramos a los The Blood Divine más contundentes, donde basculan con muy buen hacer entre pasajes más normativos del género con guitarras que tendrían incluso más que ver con el thrash. Darren vuelve a conseguir unas altas cuotas de dramatismo y devastación que hacen que en los últimos compases de “Heart of Ebony” uno se quede exhausto soltando tu cuerpo a merced del broche final del disco. “Warm Summer Rain” emana tranquilidad, dejando a Benjamin y a la dulce voz de Ruth Wilson que sean los principales protagonistas en la bajada del telón. Este tema podría haber cerrado perfectamente tanto un disco de Anathema, como de Paradise Lost o My Dying Bride, incluso de Cradle of Filth. Esta clase de cortes finales actuaban perfectamente de outros por aquel entonces en los discos del género dejándote una sensación de paz y tranquilidad.

Hay veces que endiosamos y magnificamos discos de una manera muy personal, casi celosamente. Son discos que para uno tienen un valor emocional brutal, y para mí este Awaken forma parte de una bonita época que viví, una época que con los años la sigo recordando igual de bella pero dolorosa a la vez, ya sea por mi ya aceptado síndrome de Peter Pan, por la pérdida de seres queridos con los cuales compartí grandes momentos o porque eran tiempos mejores a toda esta mierda que estamos viviendo actualmente. También el espacio/tiempo tiene mucho que ver, ya que este disco me pilló en el momento adecuado, pero sobre todo, y a diferencia de otros discos de la época que con los años creo que no han envejecido como me esperaba, este Awaken, ahora mismo, me produce las mismas sensaciones que hace cinco lustros.

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Sobre Jaime Arjona 86 Artículos
Pota Blava y fanzinero de los 90. La música siempre ha sido una de mis grandes pasiones, y aunque el Metal es mi principal referencia, no he parado de moverme por diferentes estilos sin encerrarme a nada. Con los años el escribir también se convirtió en otra pasión, así que si junto las dos me sale la receta perfecta para mi droga personal. Estoy aquí para aportar humildemente algo de mi locura musical, y si además me lo puedo pasar bien…pues de puta madre.