Science of Noise cumple un año: ‘El mundo necesita soñadores y el mundo necesita hacedores. Pero sobre todo, el mundo necesita soñadores que hacen’

Fotografía: Silvia Díez / Missaghast Photography

¿Cómo se describe un sueño? ¿Cómo traducir en palabras los sentimientos que uno lleva dentro, muy dentro de su ser? La respuesta, lejos de ser complicada, es muy simple: «no se puede».

Hace poco más de un año que me dio por escribir sobre eso que comúnmente llamamos «música». La verdad es que hasta que no empecé a colaborar con Metal Symphony ni siquiera me había parado a pensar en lo apasionante que el el universo rock/metal. ¿Escuchar hasta la saciedad las novedades discográficas y tratar de plasmar sobre un «papel» lo que te pasa por dentro al/tras escucharlas, y encima pretender que eso que tú escribes despierte el interés del prójimo? No, creo que eso no está hecho para mí. Pero estaba, como tantas otras veces en mi vida, tan equivocado…

El proceso de hacerlo, de ponerse a ello, puede ser casino y aburrido, pero es centrarse, empezar y (casi) todo viene rodado. El resultado, guste o no, es sincero. Sé (porque es lógico pensarlo y porque algunas personas así me lo han confesado) que la inmensa mayoría de las personas sudan bastante de tragarse las, en ocasiones, semejante chapas, y después de leer los primeros dos párrafos cesan en su empeño y lo dejan correr, como aquel que dice. Uno no escribe lo que escribe, ni para agradar al prójimo ni para contentar a aquellos que te piden y/o te invitan a hacerlo. Lo que uno trata de plasmar en la web no son más que pensamientos, más o menos fugaces, cuyo recorrido, lejos de ser eterno, se funde y evapora a las pocas horas de ser publicado.

Pero, a pesar de todo y de todos, aquí estamos, celebrando nuestro primer año de vida. En poco más de doce meses, Science of Noise – Rock Magazine ha pasado de ser un divertimento perpetrado por cuatro renegados, a ser, si ustedes me permiten la licencia, una de las mejores webs musicales que existen en el actual panorama musical nacional. Y esto es así, no porque lo diga yo, que también, sino porque, objetivamente hablando, hay pocas webs tan frescas y tan bien paridas como la nuestra. ¡Y lo bien que se diferencian y lo fácil que se encuentran los contenidos, oiga! Y esto es lo que pienso aún sin ver un puto duro; madre mía el día que empiecen a llovernos los bitcoins.

Pero, ¿cómo se celebra un año de vida? ¿Qué hay que hacer para proclamar a los cuatro vientos lo contentos y dichosos que nos sentimos ante semejante criatura? Fácil: se monta una fiesta de aniversario. Vale, de acuerdo, una fiesta de aniversario… ¿pero no será eso mucho curro? Pues la verdad es que no, para nada. Es algo muy sencillo: se contacta con la gente de la Sala Rocksound, con el tipo que organiza el Kararocker y se buscan una o dos bandas más o menos tochas… y si una de ellas no es de aquí, mejor. Pasos uno y dos, conseguidos. Tercer y último paso… casi, pero no. ¿Pues sabes qué? A la mierda, que llamaremos a nuestros colegas de Xàtiva y a los que abrieron la edición de este año del Rock Fest. Win-win.

Casi en un tiempo record, fuimos capaces de tenerlo todo casi listo, y eso que tras el fiasco de la búsqueda inicial de bandas nos quedamos un poco quietoparaos todos. Pero, como suele decirse, «no hay mal que por bien no venga». Con la cabeza fría, pensamos que quizá lo del «tocherío» no fuera tan buena idea, pues nuestra fiesta de aniversario habría pasado del plano principal al de las meras anécdotas al contar con una banda de tanto renombre (dentro de la escena) internacional. Si queríamos que el principal reclamo fueran nuestros culos, nuestra celebración, teníamos que hacer especial hincapié en ese aspecto precisamente, y que las actuaciones musicales y demás hechos que el pasado sábado acontecieron fueran parte del reclamo pero no EL RECLAMO cómo tal. Además, al no contar con la presencia de «bandas grandes», podíamos cobrar por la entrada un precio bastante más popular y jugar un poco más con los gustos musicales de las personas que tenían pensado dejarse caer por ahí. Sabemos que el thrash y el death, ni es del gusto de todos mis compañeros, ni mucho menos encaja con lo que, on a daily basis, muchos de los invitados escuchan en su particular lista de Spotify. Aquello estaba petado de gentes así, en plural, término este que engloba, tanto a metalheads como a adoradores de esos otros estilos musicales que jamás tendrán cabida en un magazine como el nuestro. Amamos a tod@s por igual, y a tod@s por igual os damos las gracias por ser parte de todo esto.

Total, que tirando de hilos, de aquí y de más allá del Ebro, dimos con el dúo (creemos que) perfecto para amenizar la velada.

Kai Mars

Fotografía: Silvia Díez / Missaghast Photography

El ahora cuarteto nos dio varias lecciones este pasado fin de semana, y creo que ganaron alguna que otra batalla. Su estilo musical, sobre todo el practicado en su Natural Senses (2017), estábamos seguros que haría las delicias de tod@s los allí presentes… y así fue. Son majos, accesibles, humildes y, ante todo, muy profesionales.

Se marcaron un bolaco, aún con el handicap que podría suponer el venir sin su guitarrista, y se llevaron las 275 primeras ovaciones de la noche. Trajeron sus tablas desde Xàtiva hasta las tablas de la Rocksound, y no dejaron a nadie indiferente; y esto no lo digo solo yo, pues no me he cansado de escucharlo desde el pasado sábado. Su sutil, a la vez que salvaje y arriesgada, mezcla de pop, rock y prog, con unas pinceladas de ambient, nos entró por los oídos y nos salió desde lo más profundo del alma. La atmósfera que fueron capaces de crear Ana, Juan, Àlex y Xavi me hizo perder por momentos la noción de tiempo y tuve que pellizcarme en varias ocasiones para volver a la realidad y tratar de entender que eso, en realidad, estaba sucediendo ante las miradas atentas de las casi 150 personas que llenaban la sala. No se me ocurre una mejor ni una más completa propuesta musical para abrir la primera de tantísimas fiestas de aniversario.

En palabras del hijo pródigo de Xàtiva: «Cal viure com si res, com si res fos etern, només aquest moment.»

Born in Exile

Fotografía: Manu Damea

Tras un descanso de unos veinte minutos, amenizado y aderezado con premios y más premios, y con el salero y saber estar de varios de los miembros del staff de la revista, Born in Exile tomaron el escenario para, literalmente, ponerlo patas arriba, destrozarlo y, finalmente, destrozarlo de nuevo.

El huracán que es su música, capitaneada por la presencia y el portento de la voz de una Kris que va camino de convertirse en la mejor frontwoman del panorama nacional, pusieron la dosis justa de contundencia a la fiesta. Su música, aunque dura, posee un toque que la hace atractiva incluso a los oídos de personas que no se prodigan demasiado por los derroteros del metal progresivo.

La banda, que jugaba en casa, se volvió a ganar el corazón de sus muchos seguidores que se dejaron caer por allí, y se ganó el corazón, pulmones, páncreas y casi todo el resto de órganos, habidos y por haber, de los miembros y colaboradores de esta espero que cada vez menos humilde publicación.

Tras sortear dos CD’s de Fortu y otros regalos cortesía de Madness Live!, Sala Monasterio, Metal Hammer, Blood Fire Death, Century Media España, RocknRock, Background Noise, Red Sun Records, Kararocker, Angoixa, Madera y Ricard Altadill, llegó la hora de dejar salir a la rockstar que tod@s y cada un@ de nosotr@s llevábamos dentro… y vaya si lo hicimos. La verdad, hubo para todos los gustos: desde el tío que se cascó la brutal versión del «Painkiller» de Judas Priest, hasta los homenajes a System of a Down por parte de Marc, organizador y cabeza pensante del Kararocker. Y como colofón final, la interpretación, al más puro estilo «We Are the World», del «For Whom the Bell Tolls» de Metallica que nos cascamos parte de los miembros del equipo. Cliff Burton todavía se está descojonando desde su tumba…

Pero, además de tíos peludos, sudores, lágrimas, birras para todos los gustos, de gente buena (y de buena gente), de gente con talento, de ganas y de alegría a raudales, ¿qué más hace falta para que un tinglado así salga adelante? Sencillo: un equipo de gente maravillosa. En riguroso orden alfabético:

Joan Calderon
Es mi colega del cole al que hacía lustros que no veía. Si bien no está con nosotros desde nuestros inicios, su «iniciativa» (guiño, guiño) y ganas de hacerlo bien han hecho de él un miembro fundamental del equipo. Su casa es nuestra sede social, y su cerebro, una enciclopedia andante repleta de buena música. Si Science of Noise fuera Metallica él, sin lugar a dudas, sería Cliff Burton

Manu Damea
De la misma manera que Al Capone nunca salía de casa sin su pistola, un fotógrafo jamás sale de casa sin su cámara. Y ambos con un único objetivo: dispararle a todo lo que se menee. Su talento tras su Canon o Nikon (ahora no recuerdo de qué pie calza) hace que hasta el más aburrido de los escritos brille con luz propia.

Patrica Ferrández
El punto de cordura entre tanto degenerado. Junto con Marta, se hicieron fuertes en la puerta y coordinaron la entrada y salida de peludos con maestría y aplomo. ¡Hasta me mandó a buscar cambio, la muy g…! Con madres así, la cantera de «jebis» está asegurada.

Robert Garcia
Lo mismo te mete un gutural que te organiza un cátering. La voz cantante de Angoixa y de Madera es el tipo más campechano de todo el Barcelonès, y sin su presencia todo lo death y black tendría otro color y sonaría de otra manera.

Xavier Garcia
Organizador nato; ya lo traía de serie. Junto con Joan y el que os escribe, completa la representación del Baix Llobregat. Su pasión y, por encima de todo, su decisión han sido fundamentales y decisivas para que la fiesta fuera todo un éxito.

Xavi Prat
Él es lo que comúnmente se conoce como un «jebi». Pero, en realidad, es mucho más que eso. Es un padre ejemplar, compañero infatigable en mil y un fregaos y, por encima de todo y de todos, un troll con un corazón de oro.

Marta Sancosmed
Seguramente, la persona que más curró el pasado sábado junto con Patricia. Yo dije que iba a recortar flyers, y solo recorté cuatro. También dije que me iba a poner durante la primera hora en la puerta y ni asomé el hocico por allí. Ella , ya fuera armada con unas tijeras o con el taco de entradas, controló la situación con maestría.

Albert Vila
Este tío es muy grande, es enorme. Es el «jefe» y, casi siempre, el brazo ejecutor. Sin él nada de esto, ni existiría ni tendría sentido. Es un tipo que rebosa virtudes… con un único defecto: le gustan Ghost.

La verdad es que ese día éramos más bien pocos, pero en el equipo hay mucha más gente. Gracias, Soraya del Ángel Moreno, Beto Lagarda, Ray Molinari, Dídac Olivé, Isidro Rajo y Sergi Vila.

Por último, dar las gracias a dos personas que, sin quererlo, se han convertido también en protagonistas «por culpa» de los fotones que se pegaron durante la velada. ¡Mil gracias, Josep Maria Llovera! ¡Mil gracias, Sílvia Díez! Los escenarios pueden estar tranquilos.

Mi cerebro no da para más. He tratado de scar todo lo que llevo dentro desde el pasado 4 de agosto. No podría estar más orgulloso de lo que hemos hecho en estos último ya casi trece meses. El juego de jugar a ser periodistas musicales está llegando a su fin. estad atentos porque esto no ha hecho más que empezar. Como dirían lo señores de Korn, we are here to stay

Rubén de Haro
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Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.