La reseña improbable: Death – Symbolic

Ficha técnica

Publicado el 21 de marzo de 1995
Discográfica: Roadrunner Records
 
Componentes:
Chuck Schuldiner - Voz, guitarra
Bobby Koelble - Guitarra
Kelly Conlon - Bajo
Gene Hoglan - Batería

Temas

1. Symbolic (6:33)
2. Zero Tolerance (4:49)
3. Empty Words (6:22)
4. Sacred Serenity (4:27)
5. 1,000 Eyes (4:29)
6. Without Judgement (5:28)
7. Crystal Mountain (5:07)
8. Misanthrope (5:04)
9. Perennial Quest (8:21)

Multimedia


Escucha y compra

Este disco en Amazon: La reseña improbable: Death – Symbolic
Todos los discos de La reseña improbable: Death en Amazon


Bueno, día Death, XXVº Aniversario del Symbolic (1995) y cómo no, no podía faltar una reseña improbable. ¿Y a quién le toca? Pues al más anti extremo de toda la redacción. No, si tiene lógica, pero vaya tocada de huevos, la verdad.

Antes de empezar con la review en sí, me gustaría compartir unas reflexiones. Este Symbolic me ha gustado mucho más que los dos discos con los que pringué anteriormente, tanto el Reign in Blood (1986) de Slayer como el Emperor/Wrath of the Tyrant (1998) de Emperor. Vamos, pero de aquí a Lima.

Por otra parte, me he fijado en las voces. Y no, no me gustan los guturales, y aunque las voces del disco no son especialmente de ultratumba, sí que comparte algo con los discos antes mencionados y todos los de la misma calaña, y me he dado cuenta que es lo que realmente me tira hacia atrás en el estilo: la total falta de melodías vocales. Normalmente es en lo que más me fijo en una canción, por encima de riffs, solos y lo que sea (por encima, ¿eh? no en vez de), y tanto este álbum como los estilos extremos o “burros”, en cuanto a tralla (generalizando, ya lo sé), carecen de melodías vocales. Más parecen gritos, chillidos casi sin ton ni son, sin ninguna melodía, y eso es lo que más me hace arrugar la nariz. ¿Lo único, quizá? La verdad es que hasta ahora no me había parado a pensarlo, y tras descubrirlo, he escuchado algunos álbumes burrotes y todos seguían ese patrón, así que aunque sólo sea por esto, gracias, Death.

También me he detenido a estudiar las letras, ver qué nos quería decir el malogrado Chuck, y debo reconocer (“debo”, como si fuese algo malo decir esto) que si uno profundiza, encuentra mensajes que no están nada mal. No tan claros y directos como, por ejemplo, Angra o los primeros Edguy, pero me han sorprendido gratamente.

Tampoco voy a entrar en detalles de la grabación, la historia y la relevancia del disco/grupo/músico, pues durante todo hoy habrá artículos que lo recojan infinitamente mejor que yo, que más allá de ir a la Wikipedia y similares, poco puedo hacer. Así pues, adentrémonos en lo que cuenta, la música.

Lo primero que me gusta es que los temas tienen una duración, en general, bastante acertada, entre 4 y 6 minutos la mayoría, cosa que hace que la escucha no sea pesada. No quiero ni imaginarme qué sería un cuarto de hora de thrash del duro, death o cualquier –core. Estas canciones se dejan escuchar bien, incluso mejor (ya que he hablado de ello) que las de Slayer, cuya duración suele ser mucho menor.

Lo segundo que veo es que lo que hacen tiene sentido. No voy a decir que me gustan todos los trozos de todas las canciones, pero les veo una intención que va más allá de escupir la mala leche que puedan tener dentro. Los cambios de ritmo, las aceleraciones baterísticas, los riffs… todo parece muy bien pensado, y no conozco tantos discos muy bien pensados. De hecho, veo que lo descrito en el tercer párrafo (lo de la falta de melodías vocales) hace que uno dirija su sentido hacia los otros instrumentos. Quizá por esto los amantes de sonidos duros desprecian tanto sonidos más blandos y melódicos, porque los instrumentos están, generalizando, al servicio de la voz.

Musicalmente, la verdad, no me apetece entrar en detalle de cada tema, pero si resaltar cosas. Por ejemplo, ahora mismo está sonando “Zero Tolerance” y los solos y melodías de guitarra me parecen sublimes. Los cambios de ritmo del primer corte, “Symbolic”, ejemplifican perfectamente lo comentado anteriormente, que a pesar de la duración, no se hace cansado de escuchar, lo mismo que “1,000 Eyes”.

A “Empty Words” por el contrario, no le encuentro algo a destacar. No digo que sea un mal tema, pero no se me enciende la bombilla para resaltar algo en concreto. En cambio, la intro de “Sacred Serenity” mola porque podría ser de cualquier estilo de metal, y eso no siempre es fácil de conseguir.

“Without Judgement” puede pasar por la mejor del disco, quizá con diferencia, al menos para un neófito como yo.

La pega del disco, para los que se encuentren en mis zapatos, es que es largo. Son solamente 50 minutos en nueve cortes, que no es demasiado, pero para los que gustamos de melodías facilonas y felicianas, puede ser mucho y hacerse, incluso repetitivo. Mirado desde este prisma, y solo desde este, dejarlo en media hora (como lo que solía hacer Children of Bodom) lo hubiese clavado.

No me ha disgustado, la verdad. Tampoco voy a mentir y decir que lo escucharé asiduamente, sería demasiada desfachatez por mi parte, pero si hasta ahora decía que mi límite, en cuanto a tralla, estaba en Metallica (los buenos, los de los cinco primeros discos), ahora puedo decir que ese límite ha aumentado, si es que este Symbolic se considera más cañero que, yo qué sé… el Master of Puppets (1986). Felicidades, que cumplas muchos más, y que tu ideólogo esté bien allá donde esté.

Xavi Prat
Sobre Xavi Prat 383 Artículos
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios. Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo. Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.