
Según una información aparecida en el programa El Pirata y su banda de la emisora Rock FM, el músico, compositor, cantante, multi-instrumentista, activista y astrofísico británico, Brian May, sigue queriendo alargar al máximo como sea y de la manera que sea el fenómeno Queen. Y para ello, el guitarrista, podría acceder ahora a contar el resto de la historia de la banda en las salas de cine, con lo que, si desde el cielo Freddie no lo remedia, estaremos abocados a que se grabe una secuela de la película Bohemian Rhapsody, el exitoso biopic del grupo estrenado en 2018.
El músico afirma que la idea de trabajar con los actores del reparto del film le llama la atención y que tiene muy claro cómo enfocaría el guión de esta segunda parte, cuya ópera prima generó 910 millones de dólares con sólo 55 de presupuesto, y que, además, ganó cuatro Oscars. De hecho, el galardón a Mejor Actor se lo llevó Rami Malek por encarnar a Freddie Mercury mientras que May fue interpretado por Gwilym Lee, Roger Taylor por Ben Hardy y John Deacon por Joe Mazzello.
«Hemos estado hablando de ello«, dice May al Daily Star. «Me sentí orgulloso de la película y la gente que nos interpretó estuvo fenomenal. Es tan tentador hacer la secuela que valdría la pena sólo para trabajar con esos chicos de nuevo.«
En cuanto a la posible línea argumental, May nos deja entrever que…
«Bohemian Rhapsody tiene su clímax en Live Aid y supongo que implícitamente también es el momento en el que Freddie empieza a lidiar con su SIDA, pero pasaron muchísimas cosas entre el final de la película y el final de los días de gloria de Queen.»
May no se corta un pelo a la hora de manifestar que le encantó el hecho de que pudieran hacerlo por Freddie puesto que para él realmente significó mucho y siente que lo hicieron de la forma correcta y con el espíritu adecuado. Quizá con esfuerzo, reconoce al menos que, por supuesto, estaban representados en la película porque eran un grupo, pero en realidad todo giraba en torno a Freddie, y es por eso que piensa que le hicieron justicia.
Historia de una obsesión
No es la primera vez, ni puede que la última, que Brian May se empecina en prolongar la vida y el recuerdo que Queen. ¿Qué oscuro deseo alberga en su interior para hacerlo? Evidentemente, eso sólo lo sabrá el propio May, pero para mí y en mi modesta opinión, ese oscuro deseo empieza por la traducción al español de su apellido y es por ese motivo que a partir de aquí los “quizás” menudeen constantemente. Veámoslo.
Quizá viendo los millones que generó Bohemian Rhapsody, May piense que pueda agrandar aún más su ya de por sí inmensa fortuna. Quizá se resiste dejar de ser el eterno número 2 del grupo y ahora, sin Freddie, lo tiene sin duda mucho más fácil para ser el número 1. Quizá piense que él sea el único terrícola que pueda sustituir al que fuera el auténtico líder de la banda sólo con sacarse una y otra vez su guitarra de detrás de una gabardina. Quizá crea que su reciente nombramiento como Caballero de la Orden del Imperio Británico (Sir Brian Harold May), le sirva para darle el espaldarazo definitivo para que así sea. En todo caso, si queréis, añadidle vosotros mismos los “quizás” que creáis conveniente, a ver qué os sale…
La inquina, si se puede decir así, que le tengo a Brian May, viene de cuándo vi por primera vez el video de la canción “Too Much Love Will Kill You”, en el que salía al escenario ataviado con una gabardina de la cual, con un perfecto movimiento de cadera se sacaba su guitarra, la Red Special que fue hecha entre él y su padre, de detrás de la mencionada prenda, a la hora de tocar el solo. Aunque ya había pasado un año de la muerte del mito, yo todavía llevaba su triste pérdida como buenamente podía y después de ver esta puesta en escena tan desafortunada, algo dentro de mí se me rebeló contra Brian.
Hasta ese momento tenía a Brian May como un guitarrista de bandera (no en vano, la prestigiosa revista Rolling Stone, lo situó en el puesto 26 de su lista de los guitarristas más grandes de todos los tiempos) y un miembro más de Queen, con muchos escalones, eso sí, por debajo de su líder, el inimitable Freddie Mercury en lo que se refiere básicamente a su irresistible carisma entre el gran público, pero al ver ese ridículo montaje, se me cayó todo lo caíble que todavía cuelga de mi maltrecho cuerpo.
Si queréis ver el video, no perdáis vuestro tiempo en intentarlo porque ha sido suprimido al menos de la plataforma YouTube y, digo yo, que por alguna cosa será; quizá (otro más) debido a que a mucha gente le sucedió lo mismo que a mí o quizá porque al propio May también le pareció ridículo, vayan ustedes a saber.
Las cosas buenas que sin duda tiene Brian May
En cualquier caso, a parte de esta fobia que le tengo en ese aspecto (quizá sea únicamente mía, lo admito), reconozco que May, tiene cosas muy buenas como por ejemplo que participa activamente en la promoción para un trato digno de los animales y de los derechos de éstos hasta el punto que ha llegado a decir que prefiere ser recordado por su trabajo, por ellos, que por su música o por los trabajos realizados en materia científica.
Igualmente, ha participado en conciertos con el objetivo de recaudar fondos para la gente más desfavorecida del planeta, para enfermedades como la que se llevó a Freddie Mercury y en la actualidad está madurando la idea de ofrecer un concierto en beneficio de las víctimas de los terremotos de Turquía y Siria, que acabaron con la vida de más de 50.000 personas:
“Está en nuestro radar. Es algo de lo que se ha hablado mucho y que hay que hacer bien. Así que, sí, es una posibilidad.”
Todo eso le honra y mucho, por supuesto, pero su desmedida obcecación por mantener encendida a cualquier precio la llama de Queen sin la presencia de su líder universal por los siglos de los siglos (amén), no me parece una buena idea porque Queen, sin Freddie Mercury a los mandos, no llega ni a Princesa, sino que es como una especie de silla con tres patas o, si me apuráis, con dos.
Siento mucho si este articulo ha podido ofender a los seguidores de Brian May que pueda haber en este grupo, que, seguro que los hay, pero es que así es como lo siento y así es como lo cuento. Y es que una cosa no quita la otra…