Crónica y fotos del concierto de Frozen Crown + Atreides - Sala Utopía (Zaragoza), 16 de febrero de 2019

Frozen Crown atraviesan la tormenta en la Sala Utopía

Datos del Concierto

Bandas:
Frozen Crown + Atreides
 
Fecha: 16 de febrero de 2019
Lugar: Sala Utopía (Zaragoza)
Promotora: ITP Promotions
Asistencia aproximada: 90 personas

Fotos

Fotos por Lain Romasanta

La historia la hemos oído en muchas más ocasiones: un noble rey reina sin oposición hasta que es traicionado, cae en desgracia y su linaje da paso a una nueva estirpe. No os preocupéis, no es que os hayáis equivocado de página y estéis leyendo un artículo sobre la obra de Shakespeare (aunque desde Science of Noise recomendamos igualmente su lectura), pero dado que de power metal va la cosa hablar de sagas de reyes con entonación épica no desentona mucho.

En efecto, el paso del tiempo siempre se ve acompañado de una serie de cambios que transforman de manera sorprendente pero inexorable la realidad conocida, y el mundo de la música lejos de ser una excepción es especialmente dado a ello, igual que cualquier otra manifestación de la cultura popular. Durante parte de los 90 el power metal se convirtió en uno de los principales estandartes del género, desovando algunos nombres icónicos que siguen brillando en la actualidad. Pero la llama que mantenía con vida al estilo acabó apagándose entre las cenizas de incontables grupos alumbrados bajo su fulgor, y desde entonces permaneció alejado de las principales corrientes mediáticas. Sin embargo, en años recientes hemos podido ver un renacimiento del mismo gracias al tremendo éxito cosechado por algunos grupos, quienes han abierto el camino para una nueva generación de bandas que han sabido incorporar novedosos elementos a su música. Y para dar fe de esta suerte de reconquista emprendida por el power metal acudimos el pasado sábado 16 de febrero a la sala Utopía de Zaragoza, donde los italianos Frozen Crown convocaron a un numeroso público que agotó las entradas y convirtió el icónico pub en un hervidero de emociones.

Atreides

Pasadas las nueve de la noche, los gallegos Atreides asaltaron el escenario seguros de sí mismos y desde el primer momento supieron conectar con el gentío gracias a un magnético despliegue de habilidades escénicas y la contundencia y efectividad de su propuesta, encarnada en un “Caminante” que derribó el escepticismo de los asistentes con enorme facilidad. Tras este primer disparo, el grupo procedió a presentarse y apeló a la fama de los zaragozanos para que lo diesen todo con ellos. Dicho y hecho, pues resultaba imposible flaquear ante un trallazo como “Penitencia”, un corte directo y potentísimo que desató un vendaval sobre el escenario.

Pese a la relativa juventud tanto del grupo como de sus miembros, estos demostraron tener agallas suficientes para enfrentar sin problemas el desafío y hacer temblar las paredes de la Utopía. La andanada continuó con “Distancia”, un tema muy rítmico y de potente base con el que el batería Adrián Moa pudo lucirse y dar muestras de su gran habilidad. Aunque encuadrados dentro del power metal, Atreides incorporan influencias muy diversas y sus canciones cuentan con estructuras y elementos atípicos en el género y bastante originales, a las que además no les falta pegada. Para muestra de ello “Frágiles”, composición que sirvió de single a su segundo disco Neopangea y cuenta con un gran feeling que se tradujo en la explosiva actitud del vocalista Iván López, quien a lo largo de la velada demostró sus sobradas dotes como frontman y supo contagiar su entusiasmo a los presentes.

El ardor mostrado por el grupo no hizo sino acrecentarse durante la interpretación de “Cosmos”, con el carismático cantante moviéndose como si la música le hubiera poseído y su cuerpo fuera una extensión más de la misma mientras el bajista Antonio Orihuela y el guitarrista DS se compenetraban para mostrar su propio talento y darle un descanso a Iván. Después, dedicaron “Medianoche” a aquellos amigos que habían venido desde la mismo Vigo para arroparles en el concierto, y su actuación sin duda estuvo a la altura del gesto ofrecido por sus allegados, haciendo del escenario su campo de batalla particular mientras los asistentes se volcaban con ellos y Orihuela marcaba el final con una buena demostración de que el bajo no está de adorno en los grupos. Tras dar las gracias a la sala y pedir al público que aplaudiesen a quienes habían hecho posible aquel concierto, lanzaron contra el recinto “Nueva Pangea”, un corte de estructura compleja y muy completo con el que transformaron a la concurrencia en un miembro más del grupo. Ante la buena respuesta recibida de manos de quienes los contemplaban, Iván López bromeó sobre lo a gusto que se sentían allí y que en tal caso “quizá no se volvían a Galicia”.

Por desgracia aquello sí que debía terminar, ante lo cual el grupo acometió con todo al son de “Alma Errante” para poner el broche final a un concierto brillante y que no dejó a nadie indiferente. Atreides se mostraron como una banda de enorme calidad y que sabe moverse de manera natural sobre el escenario, por lo que cuentan con las cualidades suficientes para seguir creciendo y situar su nombre en un lugar privilegiado. Si quieren, el cosmos puede ser suyo.

Setlist Atreides:

Caminante
Penitencia
Distancia
Frágiles
Cosmos
Medianoche
Nueva Pangea
Alma Errante

Frozen Crown

Tras el sorprendente asalto de Atreides el público se movió expectante mientras se realizaban los preparativos necesarios para que Frozen Crown ocupasen su lugar como protagonistas de la noche. Para entonces la Utopía presentaba un ambiente cargado y espeso a tenor de la gran afluencia de gente atraída por la propuesta del grupo italiano. Ciertamente era impresionante que un grupo que diríase desconocido o al menos novel hubiese movilizado a tal cantidad de personas, pero como comentaba al principio de la crónica el power metal está volviendo a recuperar parte de su fuerza de antaño. Y sin duda, siempre es una alegría observar la pasión que la música puede despertar en la gente y cómo esta responde al esfuerzo de músicos y organizadores para dotar de vida a la escena. En momentos así, todo vale la pena.

Y de esta manera, tras una melodiosa intro salieron al escenario con gran entusiasmo Frozen Crown… solo para caer abatidos inmediatamente ante un enemigo que acecharía a lo largo de toda la noche: unos micrófonos que se negaban a recoger las voces de los cantantes y reducían su aportación a un mero ruido de fondo. Si bien este problema ya había acompañado a la actuación de Atreides, en el caso de Frozen Crown se agudizó sobre manera y el grupo de Milán tuvo que sacar adelante su show con un sonido muy deficiente. Pese a lo cual, o quizá precisamente por ello, el grupo no cejó en su empeño y se mantuvo activo y entusiasmado, esforzándose por tejer para sus fans un rato agradable que compartir.

Durante la interpretación de “Fail No More”, tema con el que abrieron su concierto, la enérgica actitud del bajista Filippo Zavattari contrastó ligeramente con la del resto de sus compañeros, a los que se vio un poco inseguros, como si no supiesen con exactitud cómo moverse sobre el reducido escenario. Por suerte superaron rápidamente este pequeño escollo y al terminar el corte procedieron, en democrática actitud, a preguntar a su audiencia si preferían que se dirigieran a ellos en italiano o en inglés. La subsiguiente votación pareció dar por ganadora a la lengua romance, y expresándose en ella dieron paso a la fantástica “To Infinity”. Con ella el grupo se mostraba más seguro y mostró una enorme vitalidad sobre las tablas, destacando la energía desplegada por la guitarrista Talia Bellazecca. Pese a que pidieron más volumen para los micrófonos al terminar la canción, los problemas de sonido continuaron malogrando su trabajo y las sensaciones finales. Y es que la conjunción entre el equipo defectuoso y las propias carencias de su trabajo, tal vez demasiado apegado o concebido para el estudio, dio como resultado un espectáculo al que, pese al ahínco que demostraban, parecía faltarle sustancia. Lo cual no fue óbice para no poder disfrutar del concierto, pues el ambiente creado por Frozen Crown invitaba al entusiasmo.

Tras descargar la muy bien acogida “Kings”, Giada “Jade” Etro, excelente frontwoman donde las haya, anunció que no diría el título de su siguiente tema, pues este “era muy claro”. Y en efecto, las primeras y características notas de “Everwinter” generaron una exultante reacción entre el público, que apoyó al grupo de principio a fin en su labor. Para entonces los italianos ya se habían hecho con el escenario y dominaba sobremanera su pequeño territorio, demostrando su calidad como intérpretes y su vivacidad. Posteriormente, Giada invitó al público a adivinar cuál sería la siguiente canción del setlist, pues esta era la favorita del grupo. Y como parecía que la gente no acertaba en sus deducciones, optaron por presentar rápidamente “Queen of Blades”, ampliamente coreada por los presentes mientras Federico Mondelli arrasaba lo que tenía delante a base de potentes guturales y la afiladísima base del tema acuchillaba el ambiente a placer. La contagiosa “Across the Sea” actuó como sucesora y puso patas arriba la sala gracias al empuje de los presentes, que se aferraron a ella con denuedo. Daba igual la deficiente calidad del sonido, la gente estaba allí para apoyar al grupo y no cabe duda de que su entusiasmo se mantuvo álgido de principio a fin.

En ese momento el grueso de la banda aprovechó para abandonar el escenario un momento mientras dejaban al batería Alberto Mezzanotte para que se abandonase a placer en un frenético solo durante el cual parecieron crecerle un par de brazos extras. El breve descanso hizo que la banda saliera con fuerzas renovadas y se lanzaran a por todas con “I Am the Tyrant”, recibida sin duda alguna con la mayor ovación de la noche, y para la que todos se aplicaron con especial celo, especialmente Bellazecca y Zavattari, quienes casi se rompieron el cuello al mantener un headbanging continuo presas de la emoción. La descarga siguió con “Netherstorm”, atronador corte que desató la locura en las primeras filas pero que fue arruinada de nuevo por la desquiciante acústica de la sala, pues la batería de Mezzanotte tapó casi completamente a sus compañeros. Pese a ello, Mondelli supo hacerse notar gracias a una brillante y avasalladora actuación que agitó a la gente como una tormenta azotando las copas de los árboles. Tras solucionar un pequeño problema relativo a la guitarra del superlativo cantante, Frozen Crown se lanzaron a un sprint final con “The Shieldmaiden” y, tras preguntar otra vez a los concurrentes por sus preferencias, nuevamente “Kings”. Aunque parecía que iba a ser el final del bolo, la insistencia de los asistentes y sus exhortaciones a una última canción sacó de nuevo a los italianos al escenario para que, definitivamente, marcaran el desenlace de la noche interpretando una versión acrecentada y más poderosa de “I Am the Tyrant” con la que el grupo dio todo lo que les quedaba obteniendo un resultado altísimo e incluso mejor que en su previa presentación. ¡Incluso el sonido parecía haber mejorado de repente! Pese a la cuestionable acción de repetir dos temas en un mismo show, es preciso reconocer que sus fans se mostraron encantados y ellos consiguieron encumbrar la velada de la mejor manera posible.

Frozen Crown demostraron ser un grupo de múltiples recursos y capaz de salir adelante en situaciones a priori desfavorables para ellos. Pese a que tal vez aún necesitan darle una vuelta de tuerca a su sonido para optimizarlo de cara a los directos, su calidad como músicos ha quedado de manifiesto y creo que poseen todo lo necesario para triunfar en su gran aventura hacia el infinito.

Setlist Frozen Crown:

Fail No More
To Infinity
Kings
Everwinter
Queen of Blades
Across the Sea
I Am the Tyrant
Netherstorm
The Shieldmaiden
Kings
I Am the Tyrant

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Sobre Juan Mari Sauras 56 Artículos
Buscador incansable de experiencias que abran las puertas a nuevos mundos. Nunca hay suficientes libros o música, la frontera de la imaginación siempre puede ir más allá. Obsesionado con los lobos, la noche, lo gótico y demás estereotipos de joven incomprendido. Defensor de los pogos como estilo de vida.