Extreme – II Pornograffitti: El pico más alto de una de las bandas más talentosas del hard rock cumple 30 años

Ficha técnica

Publicado el 7 de agosto de 1990
Discográfica: A&M Records
 
Componentes:
Gary Cherone - Voz
Nuno Bettencourt - Guitarra, piano, percusión, coros
Pat Badger - Bajo, coros
Paul Geary - Batería, percusión

Temas

1. Decadence Dance (6:49)
2. Li'l Jack Horny (4:52)
3. When I'm President (4:22)
4. Get the Funk Out (4:24)
5. More Than Words (5:34)
6. Money (In God We Trust) (4:11)
7. It ('s a Monster) (4:25)
8. Pornograffitti (6:16)
9. When I First Kissed You (4:00)
10. Suzi (Wants Her All Day What?) (3:39)
11. He-Man Woman Hater (6:19)
12. Song for Love (5:55)
13. Hole Hearted (3:39)

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Lo mío con este II podría decirse que fue amor a primera escucha. La primera vez que llegó hasta mis oídos esa tormenta enlatada, esas notas de piano y esa voz de una mujer gritando…

«Francis!
Francis! Be careful!»

… he estado enamorado de este Pornograffitti (1990) que hoy cumple 30 añazos. El segundo álbum de Extreme es, sin duda, el trabajo que les debería haber colocado en el pedestal en el que se merecían estar, si bien lograrían la cuadratura de su propio círculo musical con su álbum de 1992, el magistral III Sides to Every Story. Casualidades de la vida, justo cuando logran llegar allí donde pretendían, va y nace el grunge, que llegó arrasando con todo y con tod@s. Extreme no fueron una excepción.

No nos engañemos: Extreme es una banda increíble que nunca ha recibido la cantidad adecuada de atención y respeto que merecen. Y si bien su homónimo álbum de debut fue un trabajo de sólido hard rock, fue este segundo lanzamiento el que mostró a la banda y a sus fans el verdadero sonido (espítiru) de Extreme. Rock, pop, jazz y funk, todo ello mezclado en una increíble sucesión de canciones. Y, si bien, como ya he dicho antes, su trabajo posterior creo que es superior (al menos, compositivamente hablando), los de Boston nunca jamás volverían a mostrar al mundo una paleta cromática tan variada como la que muestran en este Pornograffitti.

La inmensa habilidad musical que poseen estos cuatro tipos –Gary Cherone (voz), Nuno Bettencourt (guitarra), Pat Badger (bajo) y Paul Geary (batería)- se vuelve más que evidente aquí. Especial mención merece su guitarrista, el mejor guitarrista de rock de la historia para el que les escribe. Amig@ guitarrista que me estás leyendo: siempre has querido tener una N3, y lo sabes. El luso Nuno Bettencourt, quien seguramente sea the best riffmeister ever junto con su mentor, el gran Eddie Van Halen, posee unas habilidades (el tipo, recordemos, es autodidacta) que incluso impresionan al más ducho de los guitarristas. Su destreza, soltura y la sorprendente originalidad con la que Nuno construye sus riffs -siempre estridentes- nunca deja de impresionarme: la efectividad de su estilo es literalmente asombrosa, ya que su sentido del ritmo y su maravillosa habilidad para producir grandes variaciones en sus riffs golpean el intestino del oyente de una manera precisa y correcta. Y, además, está to buenaco.

Pero, ¿de qué serviría tener a semejante bestia en tus filas si el resto de componentes no estuvieran a su altura? Gary Cherone maneja las cuerdas vocales a su antojo, y su trabajo en este álbum siempre es inteligente. En la base rítmica, Pat Badger y Paul Geary, ambos llevan a cabo un trabajo experto y brillante, tratando de evitar a toda costa la simplicidad simplemente porque ellos siempre tienen algo mucho más interesante que contarnos; ¿para qué hacerlo sencillo si pueden complicarse la vida un poco más para que quede incluso mejor? Cuando estos cuatro elementos se alinean, nace Porrnograffitti, un álbum conceptual que gira alrededor del tema de encontrar el amor en una sociedad decadente, demasiado politizada y motivada por el sexo; no hemos cambiado un ápice en 30 años. Estamos pues ante una rara avis del hair metal, pues ellos rechazan así gran parte de lo que representaba ese estilo, lo que hace que la muerte de Extreme a manos del grunge sea aún más inmerecida y dolorosa.

Casi todas las canciones del disco son un éxito; la excepción es «When I First Kissed You», que es una canción ñoña, ñoña que jamás me ha gustado. Siempre he creído que era demasiado cursi, y que la banda estaba tratando -un poco demasiado- de ser una suerte de crooners al más puro estilo Frank Sinatra. Y tal vez esa fuera su intención, pero no, no me mola nada. Pero pillad el resto de temas y decidme a la cara que no son todos absolutamente fantásticos… incluso su célebre «More Than Words».

Pornograffiti nos muestra a unos Extreme en estado de gracia. Es un paso (o dos, quizá) adelante de su excelente debut. Joder, que venimos de un trabajo en el que están temarrales como «Little Girls», «Kid Ego» o «Play With Me», y que contiene uno de los solos de guitarra que más me flipan (os prometo que se me pone la piel de gallina cada vez que lo escucho), ese que suena justo cuando acaba «Rock a Bye Bye». Este trabajo, y vuelvo al II, nos muestra a una talentosa banda haciendo todo lo posible por agradar y entretener. Extreme fue etiquetada como una banda de hair metal, una afirmación que está fuera de lugar ya que eran mucho más ambiciosos y lo suyo iba mucho más allá de ponerse algo de laca en la melena. La mayoría conoce a la banda por sus éxitos «More Than Words» y «Hole Hearted», pero ellos son mucho más que un par de baladas. «More Than Words» alcanzó el número 1 y por una buena razón. Es una preciosa canción; un clásico moderno. Toda una power ballad que se salía de los cánones establecidos por otras bandas de hard rock. Por su lado, «Hole Hearted» se convirtió en la típica canción que los adolescentes norteamericanos tocaban a medianoche bajo la luz de la fogata cuando iban de acampada con la esperanza de llevárselo calentito esa noche. Sin embargo, Extreme no fue una banda de solo un par de buenas canciones. Basta con escuchar este Pornograffiti para darse cuenta. «Song for Love», otra balada, es un himno poderoso que fue casi tan memorable como los ya citados éxitos. Un tema que, en realidad, estaba más cerca en espíritu de Queen (Brian May siempre se ha considerado un fan acérrimo de la banda) que del hair metal, mientras que la anteriormente mencionada «When I First Kissed You» es una canción de jazz lounge que la banda resuelve con suma facilidad y efectividad, aunque no llegara a calar demasiado entre los suyos.

El resto de temas, son principalmente canciones de rabioso funk metal y hard rock, y todas -y cuando digo «todas» me refiero precisamente e eso, a «TODAS»- tienen un coro y/o unos arreglos pegadizos la mar de efectistas, como se evidencia en las otras dos canciones estrella del álbum: «Decadence Dance» y «Get the Funk Out». «Decadence Dance» es el primer tema de este trabajo, y es algo así como una especie de guiño a la vieja escuela, al hard rock que acostumbraba a sonar en las emisoras de radio de la época que, generalmente, se decantaron más por artistas como Poison o David Lee Roth (él es el kid ego del que hablan en su álbum debut, por cierto). Es una gran pista para abrir el disco, pues suena fresca. ¡Y esos armónicos, por Dio! La pista de guitarra de Bettencourt es un solaco, de principio a fin. Por otro lado, «Get the Funk Out» (bonito juego de palabras) es un guiño a los fans más alternativos. El tema suena a como sonarían los Red Hot Chilli Peppers de la era Mother’s Milk (1989) si tuvieran más pelo y a Richie Sambora (por citar un guitarrista de otra banda, Bon Jovi, que también lo estaba petando por aquel entonces) en sus filas. Saxofones, bofetadas, claras influencias de Mötley Crüe. Pero claro, Sambora no es Bettencourt y dudo mucho que tuviera la técnica y las agallas suficientes de grabar EL SOLO del álbum, lo más grande, el epítome de lo que debería ser un solo de guitarra en un álbum de rock. Hablo de eso que el tipo hace entre los minutos 2:46 y 3:04. Y por si esos segundos no fueran ya lo suficientemente hermosos, la cosa sigue con otro solo hasta el minuto 3:21. Espontaneidad, eso es lo que yo siento al escucharle tocar la guitarra, y si tú no sientes lo mismo, ya sabes:

«You’re all invited to the party
You know you didn’t have to come
No rotten apple gonna spoil my fun.»

Luego están los «himnos»: «Li’l Jack Horny», «Suzi (Wants Her All Day What?)» y «Money (In God We Trust)». «Li’l Jack Horny» está ahí para demostrar al mundo del hard que ellos también merecían que se les pusiera la etiqueta de explicit content en la portada del disco. Aquí, la banda suena un poco a Aerosmith, una de sus mayores influencias junto con Queen. La intro y la sección media son, simplemente, espectaculares. Luego está «Suzi (Wants Her All Day What?)», que no podría sonar más funky, y que se lleva el premio a uno de los estribillos más pegadizos (¿y quizá incómodos?) de este trabajo:

«Suzi wants her all day sucker
Suzi wants her all day what?
Suzi wants her all day sucker
Suzi wants her all day.»

Cuando llegas a la canción número seis, «Money (In God We Trust)», a uno ya le ha quedado meridianamente claro que esos tipos saben cómo iniciar sus temas. Esta canción es toda una oda al dinero, y si bien la letra es bastante simplona (siempre se les ha tachado de lo mismo), me quedo con el segundo estribillo:

«And if I should die before I wake
Hallelujah
Almighty dollar
I’m gonna take the money that I make
Hallelujah
Almighty dollar.»

Y, por último, tenemos las piezas más duras: «It (‘s a Monster)» y «Pornograffitti», que casualmente van seguidas, una detrás de la otra. En la primera encontramos el que a mi parecer es el segundo mejor solo de todo el trabajo -el que viene tras un estornudo-, y tal y como empieza, podría también perfectamente haber sido la opener de este trabajo. De hecho, y antes de enfrascarse en la gira 25º Aniversario que ofrecieron hace unos años, solía abrir la mayoría de sus shows. Solo un detalle: prestad atención a la línea de bajo que suena justo antes del solo. «Pornograffitti» es quizá mi tema menos favorito de entre los temas más favoritos del fan medio… no sé si me explico. Es un tema que, seguramente, destacaría mucho más si no estuviera incluido en este trabajo, pero claro, para ello deberían cambiarle el nombre al álbum. Aún así, tiene unos coros de lo más catchy y tiene mucha síncopa, que siempre mola. Aquí se nota mucho la influencia de Eddie Van Halen.

Nuno Bettencourt, cuyo trabajo de guitarra es estelar en todo momento, también interpreta una re-interpretación/homenaje a-c-o-j-o-n-a-n-t-e del «Flight of the Bumblebee» del compositor ruso Nikolai Rimsky-Korsakov (que lleva por título «Flight of the Wounded Bumblebee») que te sumerge de lleno en «He-Man Woman Hater», en la que demuestra sus inmensas habilidades tras las seis cuerdas. Sin exagerar: casi el 90% de lo que se oye es puro riff. De hecho, Bettencourt fue votado como «Best New Talent» en una encuesta a los lectores de la revista Guitar World en 1991, y esa misma revista más tarde lo nombró «Most Valuable Player» del año.

PORNOGRAFFITTI. Palabras mayores, ojo. Este álbum es esencial en todos los sentidos. Los muchachos de Extreme no merecían el destino que se les concedió, aún habiendo firmado algunos de los los mejores discos de rock de las últimas dos décadas. Si eres fan de cualquier cosa que tenga que ver con el rock, este es tu álbum: excelente interpretación, riffs descomunales, letras, arreglos… Si nunca le has prestado la atención que se merece, hazlo ahora. Si eres de es@s que piensan: «Bbffff, los pavos del «More Than Words», paso», no me seas capull@ y deja tus prejuicios a un lado aunque solo sea por una vez en tu miserable vida. Los grandes discos de la Historia del Rock están hechos de esto. El rock huele a Pornograffitti. Te encantará, lo prometo.

Rubén de Haro
Sobre Rubén de Haro 530 Artículos
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.