Crónica y fotos del concierto de Metallica + San Francisco Symphonic Orchestra - Chase Center (San Francisco), 8 de septiembre de 2019

El sueño de todo fan de Metallica: concierto con la sinfónica de San Francisco – S&M2

Datos del Concierto

Bandas:
Metallica + San Francisco Symphonic Orchestra
 
Fecha: 8 de septiembre de 2019
Lugar: Chase Center (San Francisco)
Promotora:
Asistencia aproximada: 18.000 personas

Fotos

Fotos por Álvaro Isava

El hecho de que Metallica retome el experimento orquestal con S&M es algo histórico, y como todo que suele ser histórico… sólo unos pocos afortunados pueden vivirlo y disfrutarlo: los miembros de su club de fans y mediante sorteo. El azar hizo que un buen amigo y lector de Science of Noise fuera agraciado con la posibilidad de estar allí, así que no tuve más remedio que abordarlo y pedirle que nos escribiera unas palabras sobre lo acontecido en San Francisco. Álvaro Isava nos regala la crónica del momento y el lugar, algo que todos aquellos que hemos disfrutado Metallica mataríamos por vivenciar. Gracias Álvaro y… disfrutad de sus palabras.

 

El proyecto S&M se revaloriza con históricos conciertos

Metallica… un nombre que no deja indiferente a ningún mortal que se precie de escuchar este género musical que es el heavy metal. Cierto es que, desde 1991, el grupo se ha ganado un número nada despreciable de detractores; han apostado en muchas de sus obras por un sonido más radio friendly en detrimento del thrash puro y rabioso de sus inicios. Se ganaron el odio de muchos por incidentes para el olvido como fue el caso de Napster, y han sido creadores de verdaderas decepciones indefendibles, como aquella broma pesada llamada St. Anger. Pero a pesar de todo esto, su legado como banda es innegable, y a pesar del paso de los años, mantienen un nivel envidiable en sus directos, con una energía que el tiempo parece incapaz de extinguir. Un atributo que, a mi juicio, es su principal carta de presentación.

En esta ocasión, la cita es en su feudo, San Francisco, para la celebración-rememoración del 20 aniversario de su mítico concierto sinfónico de 1999, que ya todos conocemos. ¿Necesario? Tal vez no. Pero sin duda alguna, se trata de una ocasión muy especial para todos sus fans, y que a día de hoy parece irrepetible. Mi cita es en su segunda fecha, el 8 de septiembre. En la tarde previa, la ilusión se respiraba en las calles de la ciudad, todas vestidas de negro, y adornadas con martillos sangrantes, sillas eléctricas y estatuas a medio derruir.

Un emplazamiento para 18.000 personas y una segunda edición del S&M

El recinto elegido es el Chase Center. Un pabellón ultra moderno absolutamente impresionante, que será el nuevo hogar de los Golden State Warriors, viejos conocidos de la NBA. El escenario ideado para la ocasión es una especie de plataforma circunferencial giratoria, ubicada en el centro de la pista en disposición 360º, con toda la orquesta distribuida alrededor del punto central que ocupa la batería de Lars Ulrich. Pantallas inmensas en el techo prometen hacerse eco del momento que está a punto de suceder. Tras una espera de pocos minutos, los miembros de la filarmónica van apareciendo parsimoniosamente con sus instrumentos y ocupando sus asientos respectivos en el podio. Esta vez, la composición sinfónica estuvo a cargo del señor Michael Tilson Thomas, y la conducción de la orquesta fue dirigida por Edwin Outwater, tomando ambos el testigo que dejó el fallecido Michael Kamen. Hace acto de presencia el director, y tras las reverencias de rigor dedicadas al respetable, todo queda listo. Expectación al máximo…

Primera parte de clásicos imperecederos

Empiezan los movimientos iniciales de la batuta y suena glorioso, como siempre, el magnífico intro “The Ecstasy Of Gold”, cortesía del genial Ennio Morricone. Una composición que estuvo condenada desde sus inicios a ser el heraldo de uno de los mejores espectáculos que el heavy metal tiene para ofrecer. Si ya escucharlo a través de los altavoces en los conciertos «ordinarios» de Metallica produce un rush instantáneo, oírlo interpretado por la orquesta es algo verdaderamente fuera de serie. Y mientras sus notas hacen retumbar el pabellón, James, Lars, Kirk y Robert aparecen por los laterales y el público estalla, eufórico.

Finaliza el intro y James Hetfield, sin mediar palabra alguna, da comienzo al show. Al igual que sucedió en el concierto original empiezan con  “The Call Of Ktulu”. Sus tensas notas iniciales van aumentando la presión lentamente para dar paso a un estallido sonoro que nos deja sin palabras. Las dudas sobre cómo sería el sonido quedan disipadas. La orquesta suena imponente, incluso más fuerte que la banda en algunos momentos. Los pasajes instrumentales, revitalizados por la sinfonía, se suceden uno tras otro y el público, ya conquistado, no puede hacer más que aplaudir.

Continúa el recital y cae el primer gran clásico con “For Whom the Bell Tolls”. Su grandioso riff respaldado por el atronador bajo de Robert Trujillo, en armonía con las notas de la filarmónica mantienen la buena vibración intacta, mientras que James Hetfield pone el ingrediente que faltaba con su voz inconfundible. Las canas parecen no hacer mella en sus dotes de frontman, ganándose a la audiencia en instantes. Hacer headbanging es inevitable. Seguidamente, llega el turno de la primera sorpresa de la noche. Metallica ya había anunciado en sus redes sociales que tocarían temas de sus obras mas recientes, no incluidas en el concierto de 1999 y la primera elegida es “The Day That Never Comes”. La elección es acertadísima. Los arreglos orquestales quedaron verdaderamente soberbios, y desde el inicio hipnótico de la canción, hasta su conclusión más cañera, al mas puro estilo “One”, los asistentes lo dieron todo. Kirk destripa sus solos sin piedad y los asientos quedan de mero adorno. Sin duda, uno de los mejores momentos del concierto.

Llega el turno de “The Memory Remains” y el nivel no baja. Aunque este tema pertenezca a la era más criticada de Metallica, lo cierto es que en directo nunca defrauda, y más con el plus de la filarmónica sustituyendo al famoso tarareo de Marianne Faithful en el clímax de la canción. La piel queda erizada por unos cuantos minutos. El escenario rotatorio gira lentamente, y la conexión es tan completa que es difícil darse cuenta.

A continuación, empiezan las notas marciales de “Confusion”, la primera pieza de su disco más reciente, y la energía desciende algunos peldaños. No sonó para nada mal, y su versión orquestal incluso la hace mejorar, pero supuso el primer bajón de la noche. Los nuevos temas siguen sucediéndose con “Moth Into Flame”, que nivela bastante las cosas, especialmente por ser uno de los mejores cortes del “Hardwired”. Todo queda potenciado por las imágenes en neón en las pantallas circulares dispuestas a lo alto del pabellón, que ofrecen un espectáculo visual a la altura de la interpretación de los músicos.

Llega entonces el turno de dos viejas conocidas del concierto original. La primera es “The Outlaw Torn”. Un tema de alto minutaje que es de lo poco verdaderamente memorable de aquel lejano Load de 1996, y aunque nunca llegará a ser un verdadero clásico, lo cierto es que su ritmo a medio gas y su rollo melodioso encajan perfectamente para un concierto de estas características. A destacar especialmente su larga outro ascendente, que nos regaló otro momentazo de la velada. La segunda, la obligada “No Leaf Clover”, un tema que nunca llegó a ver el estudio, compuesto ex-profeso para el primer S&M. No podía faltar en esta cita. Sonó impresionante, fiel a la original, y el público la recibió como la composición merecía.

Finalmente concluyen los últimos momentos de la primera parte con “Halo On Fire” con el que sería el último guiño a su más reciente LP. Y aunque tampoco es uno de los temas más famosos del mismo, debo decir que no decepcionó para nada, al contrario. La filarmónica le hizo ganar varios enteros y me pareció un final más que digno antes de que banda y orquesta se tomaran un descanso para continuar con la segunda parte del show.

Segunda Parte de temas inhabituales y música clásica

Durante el receso, Lars Ulrich aprovechó para adueñarse del micrófono y dirigirse al público en alusión a la ocasión, saludando a los fans y haciendo mención a las distintas nacionalidades, presentes de todos los rincones del mundo. “Hoy es la noche del fan club” decía, sin disimular su orgullo.

Tras finalizar el tiempo de descanso, el director Michael Thomas realiza un breve discurso introductorio antes de dar inicio oficial a la segunda parte del recital. Los siguientes minutos, serían en opinión de muchos de los asistentes, los menos destacables del concierto, y con diferencia. El set list inicia con una versión de la “Suite Escita”, compuesta por el compositor ruso Sergei Sergeyevich Prokofiev, interpretada únicamente por los miembros de la filarmónica. Los sonidos grandilocuentes vuelven a llenar la sala, ésta vez desnudos de metal. Posteriormente, la banda se les uniría para otro cover instrumental, “Iron Foundry”, del también ruso Alexander Mosolov. Consistió en una colección de riffs tenebrosos, con una onda apocalíptica y futurista a partes iguales. Particularmente un servidor conserva intacto el interés por la música clásica y las versiones ciertamente sonaron muy bien a pesar de que los asistentes estábamos allí para escuchar otras cosas.

El concierto continúa, al igual que las sorpresas con la versión meramente orquestal de “The Unforgiven III”, acompañada únicamente por la voz de James, bajo la mirada atónita de los presentes. Seguidamente cae otro tema por el que nadie hubiese apostado un céntimo: “All Within My Hands”, interpretado en unplugged. Las texturas acústicas la hacen sonar más fresca e interesante que su versión en estudio. Tampoco era tarea no difícil de mejorar teniendo en cuenta que proviene de un disco con una producción lamentable y una calidad de composición que en ese momento estaba en su claro nadir.

La crítica

Quiero hacer una pausa aquí para una nota muy personal. Puedo entender perfectamente el empeño de Metallica en lograr un balance adecuado entre clásicos, covers y temas nuevos, y de que cada disco en su haber tenga al menos una canción que lo represente. Pero tratándose de una ocasión tan singular como ésta, el incluir este tipo de canciones cuando el tiempo es tan limitado, hace que se sacrifique a muchos clásicos inmortales de su dilatada carrera como “Welcome Home (Sanitarium)”, “Creeping Death”, “Blackened” o “Seek and Destroy” -sólo por mencionar algunos-. Es una decisión como mínimo cuestionable. Esto se reflejó igualmente en la actitud del público, que en su mayoría permaneció sentado durante esta parte del set list.

Inmediatamente después, James invitó ceremoniosamente al bajista principal de la orquesta, Scott Pingel, a tomar el sitial de honor del podio para brindar un más que merecido homenaje al fallecido Cliff Burton, con un tributo muy particular del famoso solo “Anesthesia – Pulling Teeth”, que fue acogido con el máximo respeto por la audiencia. Como dato curioso, el instrumento utilizado para la ocasión fue un bajo eléctrico de pie, fabricado expresamente en Italia para la ocasión, y la versión fue sometida a un riguroso escrutinio los días previos al concierto por todos los miembros de Metallica en sus estudios particulares en San Francisco.

Retomando el pulso y la magia al show

“Wherever I May Roam” daba inicio a la etapa final del concierto, y terminó por reanimar a los asistentes y devolver la emoción a sus niveles máximos. Es una de esas piezas donde la obsesión de Kirk Hammett por los sonidos “wah-wah” está plenamente justificada. En sus últimos conciertos es un tema que rara vez tocan, por lo que fue muy grato escucharlo de nuevo. El juego de luces con los lásers le pusieron la guinda al pastel.

Pero el verdadero clímax estaba aún por llegar: “One”, que sonó sencillamente perfecta. Tengo su anterior concierto sinfónico original bien estudiado, y aunque esta nueva versión sonó bastante fiel a su predecesora, oír aquello en vivo está a otro nivel. Desde las explosiones introductoras hasta los solos devastadores del final, la sinfonía complementó a la perfección el magistral performance de la banda.

Y sin darnos tiempo de respiro, llega el turno de “Master Of Puppets”. Poco queda por decir del que para muchos es la verdadera obra maestra de Metallica. Un milagro de casi 9 minutos, trallero, melodioso, progresivo, pesado y fácilmente recordable. Todo al mismo tiempo. Con la orquesta secundando la descarga, el sonido fue superlativo. Hago especial mención al interludio, que con sus pasajes mas tranquilos y melódicos dejando una sensación difícil de describir con palabras. Y su coro es majestuoso como pocos, ornamentado con la orquesta, terminando de pulverizar las cuerdas vocales de todos los presentes.

Bises con “Nothing Else Matters” y “Enter Sandman”

Las dos piezas finales obligadas no se quedaron atrás. La balada “Nothing Else Matters” fue especialmente emotiva, con el público en perfecta comunión con los intérpretes, coreando cada palabra. Cabe recordar que inicialmente se pensó en ella como una pieza orquestral, y que los arreglos compuestos por Michael Kamen fueron escritos mucho antes de que se concibiera el S&M original. Y para cerrar la velada con broche de oro, la archiconocida “Enter Sandman” terminó de poner el pabellón patas arriba. Con el riff mas reconocible de su carrera, la fiesta estaba servida. Toda la audiencia cantando el “Exit light, enter night” respaldado por más de 70 músicos y 18000 almas en éxtasis. Se dio por concluido el concierto con un final apoteósico.

Para un servidor fue una noche inolvidable, aunque el concierto se vio un poco empañado con la imperdonable exclusión del set list de muchos de sus himnos de toda la vida en favor de otros temas mucho menos afortunados. Pero no dejó de ser una experiencia absolutamente memorable que seguramente quedará grabada con tinta indeleble en las retinas de todos los que tuvimos el placer y el privilegio de asistir.

Setlist Metallica:

Set 1

The Ecstasy of Gold (Ennio Morricone cover) (performed by the San Francisco Symphony)
The Call of Ktulu
For Whom the Bell Tolls
The Day That Never Comes
The Memory Remains
Confusion
Moth Into Flame
The Outlaw Torn
No Leaf Clover
Halo on Fire

Set 2

Scythian Suite, Op. 20 , Second Movement (Sergei Sergeyevich Prokofiev cover) (performed by the San Francisco Symphony)
Iron Foundry (Alexander Mosolov cover)
The Unforgiven III (performed by the San Francisco Symphony)
All Within My Hands
(Anesthesia) Pulling Teeth
Wherever I May Roam
One
Master of Puppets

Nothing Else Matters
Enter Sandman

Texto y fotos: Álvaro Isava 

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