Crónica y fotos del Minibeat 2019 - Roca Umbert - Fàbrica de les Arts (Granollers), 5 de mayo de 2019

El Festival Minibeat se consolida como uno de los mejores días del año en Granollers

Datos del Concierto

Minibeat 2019

Bandas:
Anímic + Zeidun + Les Cruet + Tilde + muchas más
 
Fecha: 5 de mayo de 2019
Lugar: Roca Umbert - Fàbrica de les Arts (Granollers)
Promotora: L'Arcada Koncerts
Asistencia aproximada: 1200 personas

Fotos

Fotos por Guillem Willy

Con solo cuatro ediciones en su haber, el Festival Minibeat está consiguiendo convertirse en uno de mis dias favoritos del año. Y es que ya me diréis qué mejor plan puede haber que un domingo soleado y primaveral rodeado de amigos y colegas, acompañado de tu familia y tus hijos, con buena música para parar un carro, actividades inacabables y un ambiente deliciosamente punk de esos en los que te sientes como en casa y que hace ya años que foragitó a los visitantes más tiquis miquis. Y no soy solo yo quién lo piensa, sino que la mayoría de grandes y pequeños parecen estar de acuerdo con mi afirmación. Por ello, un año más el festival familiar organizado por la gente de L’Arcada Koncerts (que también organizan el Fusiònica) colgó el cartel de sold out, sellando otra exitosa edición que consiguió llenar de música y alegria todos los recovecos de la Roca Umbert de Granollers.

El recinto de la antigua Roca Umbert, una fábrica textil reconvertida en lo que ahora se llama «Espai de les Arts» y que además de incluir la esa Sala Nau B1 que ya visitamos de tanto en cuanto, también cuenta con locales de ensayo, escuela de teatro, biblioteca y todo el folklore de la ciudad, desde gegants a castellers a las sedes de les colles que se encargan de organizar la siempre exitosa Festa Major a finales de agosto, es un escenario de ensueño para celebrar un evento de este tipo. Sus múltiples espacios, de diferentes atmósferas y tamaños, permiten programar un montón de conciertos y actividades paralelas, de forma que se genera ambiente en todos sitios pero nada está abarrotado, algo impagable para la comodidad de grandes y pequeños.

Aunque el cartel del Minibeat siempre cuenta con muchos atractivos en lo estrictamente musical, al ir con los niños (en mi caso con mi hija Lydia, que ahora tiene cinco años) siempre es tirando a complicado poder ni tan siquiera plantearse ver demasiadas cosas. Ellos son los que te arrastran aquí y allí, y en muchas ocasiones (ante mi desesperación, a veces), esos aquís y esos allís pueden significar pasarse media hora coloreando dibujitos. Además, y a falta de grupos obviamente atractivos para aquellos niños que no estén del todo versados en el rock adulto como habían sido Los Tiki Phantoms o Els Radiobots en ediciones anteriores, me atrevo a afirmar que, a nivel conciertil, éste fue el Minibeat que menos caso les hice a las bandas.

Eso sí, una actuación que no podía ni quería perderme era la de Tansumica. El trío vallesano, enésima aventura musical de Toni Feliu, Òscar Òdena y Albert Manils después de que sus ya casi míticos Yahi vivan una época de cierto parón, iba a ser el encargado de par el pistoletazo de salida al festival, a las once de la mañana en el amplio escenario L’Arcada Koncerts, el más grande de los ubicados en el exterior. Aunque son amigos míos de siempre, y aunque gracias a este rock / post hardcore gritón y garagero que hacen ahora están tocando en directo con más frecuencia que nunca (la inclasificable propuesta de Yahi les ganó muchos reconocimientos individuales, pero difícilmente se convirtieron en un fenómeno de masas), hasta hoy no tuve la oportunidad de verlos por fin en directo.

Y lo que pude constatar en los veinte minutos largos que me permitió mi habitual tardanza me gustó mucho: activos y espasmódicos como siempre, sonaron muy compactos y potentes e hicieron mover las caderas y los cuellos del puñado de curiosos que ya se reunieron ahí a esas tempranas horas. Además de presentar una serie de temas directos e interesantes (a mí me gustó especialmente una que parece no tener aún nombre ni letra, pero a la que se le vé un excitante rollo Refused por todos lados), los chicos de Tansumica acabaron su concierto con el que es probablemente el gran hitazo de Yahi, «La Grossa», que en formato trío sonó igual de bien y que siempre es de agradecer escuchar aunque lo haya hecho decenas de veces. En otoño van a estar grabando lo que será su primer disco, y vaticino que vamos a oir a hablar de ellos.

Una vez nos hubimos maquillado la cara (también yo), coloreado un elevado número de motivos musicales, aprendido varios trucos en el Taller de Circo, pasado por el fotomatón de The Cure (la banda de Robert Smith era la protagonista y el hilo conductor del festival, aunque solo fuera porque en los cambios de grupos sonaron con más frecuencia que nadie), y visto unos payasos que se quedaron en calzoncillos, llegó el turno para pasar un rato junto a nuestros amigos del Kararocker. El pobre Marc estaba desesperado porque temía que no fuera a subir ni cristo, y en parte tenía razón: casi todos los que lo hicimos éramos amigos directos o indirectos suyos. Entre ellos, un berreante Arni, director de festival, y yo mismo, que me desgañité con el «For Whom the Bell Tolls» de Metallica (unos Metallica que iban a estar esa misma noche en Barcelona), para demostrar no guardarle ningun tipo de rencor a la banda (bien, aquí la banda bien poco tiene que ver) ante la sorprendente y decepcionante denegación de acreditación que me tuve que comer.

Mientras eso ocurría, una versión minimalista de Anímic abarrotaba una siempre atmosférica Tèrmica, los chicos de Les Cruet se achicharraban al sol mientras presentaban su nuevo disco, y muchos niños estuvieron entretenidos en los múltiples talleres en lo que aprender (o como mínimo practicar) a tocar varios instrumentos. Después de comer (en unos food trucks que, una vez más fueron caros y ofrecieron poca variedad – el único borrón que le pongo al festival – ) llegaba uno de los grandes reclamos musicales del día: la reunión especial de los queridos y admirados Zeidun, santo y seña del underground vallesano. Joan Colomo, Mau Boada y compañía siempre han sido amigos de L’Arcada, y su post hardcore lleno de canciones míticas atronó a media tarde ante una de las audiencias más entregadas de la jornada.

Poco después, y en ese mismo escenario, pudimos disfrutar del punk bailable y gritón de Pentina’t Lula, cuyos ritmos ligeros y sus agudas estridencias vocales convencieron fácilmente a grandes y pequeños. Estos últimos, de todas maneras, empezaban a notar ya el tute de todo un día recibiendo estímulos y yendo de un lado para otro, y solo el tenderete de los helados (que a estas horas echaba humo) podía ayudar a mantener las energías de unos niños a los que ya oíamos (y sufríamos) berrinchar con más insistencia de la habitual.

Y es que el día llegaba a su fin. Mientras todos los escenarios y las múltiples actividades que llenaban la nave Dents de Serra iban empaquetando después de ocho horas de uso intensivo, a los más resistentes aún nos quedaba una cita final. En la gran Nau B1, Doy Tolls se preparaban para cerrar el festival. Quizás a bote pronto una banda tributo a Toy Dolls (aunque tocaron algunas canciones de otras bandas), no parecía del todo atractiva, pero su elección resultó ser un acierto absoluto. Yo hacía siglos que no escuchaba la música de los ingleses, pero la ligereza, la melodía y la saltarina diversión de temas como «Idle Gossip», «Alex’s Gone», «Livin’ La Vida Loca» (versión de Ricky Martin) o la imprescindible «Nellie the Elephant» consiguió atrapar tanto a los niños como a los adultos. Unos y otros acabamos dándolo todo en la pista y, en lo personal, ese fue un momento absolutamente precioso.

Ya comento más arriba que me denegaron la acreditación para Metallica. Y no os voy a negar que me jodió, claro.  Pero sinceramente dudo muchísimo que yendo a verles a ellos y a Ghost hubiera disfrutado más o hubiera sido más feliz que bailando los hitazos de Toy Dolls junto a mi hija y mis amigos. Sonará fifi eso, pero así lo siento de verdad. Y es que de eso se trata exactamente este festival, de compartir nuestra pasión por la música y la cultura alternativa con los nuestros, y de mostrarles a los más pequeños que el rock and roll, con todo lo que ello significa mucho más allá de la música estrictamente, puede ser la ostia. Que así sea por muchos años ¡Larga vida al Minibeat!

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Sobre Albert Vila 951 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.