Deep Purple – Made in Japan: 50 años de la madre de todos los directos

Ficha técnica

Publicado el 8 de diciembre de 1972
Discográfica: EMI Records
 
Componentes:
Ian Gillan - Voz, armónica, percusión
Ritchie Blackmore - Guitarra
Roger Glover - Bajo
Jon Lord - Órgano, teclados, piano eléctrico
Ian Paice - Batería, percusión

Temas

1. Highway Star (6:43)
2. Child in Time (12:17)
3. Smoke on the Water (7:36)
4. The Mule (9:28)
5. Strange Kind of Woman (9:52)
6. Lazy (10:27)
7. Space Truckin' (19:54)

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Nunca esas canciones han sonado mejor.” (Ian Paice)

¿Es el Made in Japan el mejor directo de la historia de la música popular? Pues un servidor tiene claro que sí, o si más no, es el mejor que yo haya escuchado. El Made in Japan es el prototipo de directo de los 70 a pesar de no ser disco doble. Toda banda aspiraba a grabar un directo que pasaba a ser definitivo y representativo de lo que era el grupo en directo. El Mark II llevaba ya tres discos de la talla de In Rock (1970), Fireball (1971) y Machine Head (1972), así que tocaba regalarle al fan el cómo sonaba ese grupo en directo y el resultado fue estratosférico.

El concepto Made in Japan

El nombre de Made in Japan no era precisamente un elogio al país del sol naciente. En esos tiempos los japoneses copiaban todo tipo de tecnología e intentaban elevar su nivel competitivo en el sector tecnológico. Se inundó el mercado con mil marcas niponas y productos en los que era muy familiar el ver eso de: Made in Japan. Dicha frase era una connotación algo peyorativa pues actualizada ahora sería “comprado en el chino”. Décadas después Japón pasaría a ser referencia en tecnología.

También toca subrayar que en esos tiempos ir a tocar a Japón era una rareza absoluta pues todavía no era ese mercado único y diferencial para bandas y discográficas. De hecho, fueron Deep Purple los “descubridores” de ese oasis oriental, y al poco tiempo, y gracias al éxito del disco, Japón entró en el mapa. Maiden Japan o todos los Live at Budokan que surgieron después fueron réplicas de esa locura que perpetró Deep Purple. Por cierto, en el Budokan caben 14.000 personas.

Podemos decir que el grupo viajó a Japón sin mucha fe ni ganas, bastante quemados y algo bloqueados en el aspecto creativo. Era un show en Tokio y dos en Osaka y Deep Purple en 1972 ya era uno de los grandes fenómenos musicales planetarios. Gillan estaba tocado de garganta, pero parece que eso le dio un plus a esos directos que serían supervisados por todo un Martin Birch, que siguió agrandando su leyenda.

«Es uno de los mejores discos en directo de la historia. Yo empecé en el rock con ellos cuando un amigo me hizo escuchar el In Rock. No recuerdo ahora cuál fue el segundo disco que escuché de ellos. Pero de lo que sí estoy seguro es que el Made in Japan fue uno de los primeros discos en vinilo que me compré con mi propio dinero. Mi padre iba de vacaciones a Dinamarca y me llevaba con él. Es que todavía puedo recordar esa tienda de discos, que obviamente, ya no existe… Recuerdo que en una de esas visitas por allí estaba puesto el Made in Japan en la tienda. Lo compré y me llegó al corazón… Lo he escuchado tantas veces… Sigo coleccionando vinilos a día de hoy y juraría que tengo cuatro copias de ese directo (risas). Es uno de los mejores directos de la historia, no hay duda alguna». (André Andersen, líder de Royal Hunt)

El disco

La obra se abre como si de un concierto de música clásica se tratase: con el grupo calentando y probando instrumentos. Arrancan con la velocísima “Highway Star” en la que Gillan castiga su garganta con potencia. Los solos de este tema son estratosféricos y clásicos, absolutamente inspirados en Bach, primero el de Lord y después el de Blackmore. Esta versión en directo supera y de mucho la de estudio.

Lo de “Child in Time” es una absoluta barbaridad. No sólo se mejora la toma original de estudio, es que Gillan canta más alto que nunca y la jam es memorable. Ese momento en el que juegan todos a salir de la canción y marcarse un solo es absolutamente demoledor. El bajo de Roger Glover es perfectamente audible y los detalles a la batería de Ian Paice te dejan con la boca abierta. Y esa segunda vuelta con Gillan en modo dios y ese arreón final la hace absolutamente mítica.

Por cierto, en esta canción hay ese famoso momento en el que se escucha una detonación en la que se supone que un fan nipón decidió suicidarse de un tiro en medio de un concierto. Es una leyenda urbana pues cualquier ser humano esperaría al final del show y no a la segunda canción. Además, en un país en el que el suicidio es uno de los principales males de la sociedad, pero morir por arma de fuego en un concierto es toda una rareza. Además… ¿algún periódico recogió la noticia?

Algún miembro de Deep Purple siempre dijo que su música era fácil excepto los solos instrumentales que eran absolutamente complejos. Quizá por eso se dedicaron a tunear la mítica “Smoke on the Water” a su antojo, ya con Blackmore cambiando el riff a su voluntad. En este caso me puede la versión en estudio, pero esta en directo es absolutamente sideral.

Unos parlamentos entre los músicos serán el preámbulo de “The Mule”, que viene cargada con uno de los solos de batería más míticos de la historia del rock. Posiblemente ese solo de Ian Paice es lo que ha eclipsado la canción que no es precisamente de las más recordadas de Deep Purple precisamente. El lucimiento del baterista es tan excesivo como total. En el tramo final se suma Jon Lord a la fiesta y el grupo le recupera el pulso al tema.

Maravillosa es también la interpretación del clasicazo “Strange Kind of Woman”, intensa a más no poder, con el grupo certero y con un juguetón Blackmore a las seis cuerdas. Tan juguetón como el inmenso vocalista que en algún tramo se ríe, pero continúa cantando. El tramo del pique-duelo de voz-guitarra es absolutamente antológico. Gillan está tocado por los dioses y llega a todos los tonos que Blackmore propone mientras Glover y Paice marcan el ritmo. El grito final del vocalista es historia viva del rock, tanto como el inmortal duelo entre guitarra y voz.

“Lazy” viene precedida de unos juegos con el teclado por parte del gran Jon Lord que pone a bailar a los japoneses. Se suma Paice a la batería manteniendo el ritmo para que luego el legendario vocalista combine voces y harmónica. La clase es absoluta y el grupo se divierte en los pasajes instrumentales.

El “Space Truckin’” es un largo viaje en el que el grupo pone el do de pecho final y marca la jam mítica en la que todos los instrumentos se lucen, ya desde el riff base a la posterior escalada en la que cada uno va tomando protagonismo con su instrumento haciendo y deshaciendo a su gusto. Es la virtuosidad de la jam en el hard rock elevada a la enésima potencia, y a pesar de sus 20 minutos estamos hablando de algo que había creado escuela y que toda banda soñaba con llegar a poder hacer.

Hay un momento en el que el público llega a aplaudir, pero el tema no ha terminado. Cuando lo hacen el siempre respetuoso público nipón no termina de tener claro si están ante el final o no.

Veredicto

El peso que tuvo el Made in Japan como disco en directo fue tremendo hasta el punto de que muestra a los mejores Deep Purple de la historia con la mejor formación de su historia. Cuando uno les iba a ver en directo, esperaba ver algo similar a Made in Japan, y claro… rozar ese nivel, o llegar mínimamente a acercarse un poco a aquello fue un imposible con el paso de los años.

Cuando llegó el punk rock a finales de los 70 fue una corriente artística que (como suele ocurrir), nacía de la oposición a lo que había de moda. La juventud se había hartado de súper-instrumentistas y de virtuosismo instrumental propio del jazz y de estilos anticuados. Los imperdibles y las crestas consideraban a bandas como Deep Purple dinosaurios vivientes y ellos eran el ejemplo perfecto de lo que había quedado desfasado.

Se suele decir que cuando el grupo llegó a escuchar cómo había quedado de bien el directo una vez se habían seleccionado las siete piezas, quedaron boquiabiertos. Vieron que lo que sonaba allí era algo absolutamente impresionante. Inexplicablemente EMI decidió no hacer un disco doble del mismo y quedando fuera “Black Night”, “Lucille” y “Speed King”, pero sí fueron recuperadas en posteriores reediciones.

Curiosamente era un producto pensado sólo para el mercado japonés, afortunadamente lo pudimos disfrutar todos y a día de hoy seguimos recurriendo a él. Curiosamente una de las primeras premisas de hacer este directo era la de luchar contra los bootlegs, los discos en directo piratas que estaban en auge. Y recuerda: lo que escuchas, es real, cosa que no se puede decir de casi ningún disco en directo.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1367 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.