Death Keepers – Rock This World

Nuestra Nota


6.75 / 10

Ficha técnica

Publicado el 22 de enero de 2018
Discográfica: Fighter Records
 
Componentes:
Michael Vescera - Voz
Eddy Gary - Guitarra
Antonio Maties - Guitarra
Gorka Alegre - Bajo
Abel Sequera - Batería

Temas

1. Rock & Roll City (3:24)
2. Fire Angel (4:40)
3. Death Keepers (5:08)
4. Haven’s Heaven (5:21)
5. Rock This World (4:25)
6. Thriving Forcast (Instrumental) (4:54)
7. Love’s Within (Yourself) (5:04)
8. Wildfire (6:38)
9. Invention IV (Instrumental) (0:56)
10. Metallia (4:37)
11. Smooth Hit Love (8:50)

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La nostalgia a menudo es una tentación difícil de resistir y peligrosa. Resulta natural aferrarse a aquello que nos hizo felices en otra época, más aún si afrontamos un presente que no parece guardarnos nada digno de emoción o con el que nos sentimos desencantados. De esta forma la desconexión emocional con el tiempo actual deriva en una idealización de lo pretérito, cuando las cosas parecían funcionar de acuerdo a un mecanismo hecho a nuestra medida. Pero el cariño por aquellos momentos que marcaron de manera sustancial el pasado puede tornarse en una parálisis que impida la progresión, y conduzca finalmente al estancamiento y la involución. El heavy metal, como muchos otros estilos musicales, no es ajeno a ello e incluso diría que es especialmente susceptible de caer en este fenómeno, al vivir bajo la sombra de tiempos en los que contaba con una popularidad dentro de la música mainstream mucho mayor. De ahí que muchos grupos traten de replicar la esencia de ese momento, en busca de una gloria que solo consiguen plasmar como exánime imitación.

Esta amarga sensación permea el que ha sido el primer larga duración de la banda barcelonesa Death Keepers. Nacidos en el año 2011 y con un par de EP’s a sus espaldas, a principios del 2018 dieron el salto definitivo con la publicación de Rock This World, un disco honesto pero que mantiene una deuda con el pasado que tal vez no pueda pagar. Su afán por trazar un sonido fiel a los años de esplendor del género ha dado como lugar un calco desdibujado, demasiado pendiente de complacer a lo antiguo. Resulta significativo que en varias reseñas se hayan valorado los temas que integran este disco con constantes referencias a otros firmados por los grandes artistas de la época de apogeo del metal, como si no hubiesen sido capaces de alejarse lo suficiente para crear algo propio. Como consecuencia de ello, muchos de los recursos que integran en su música nos llevan de inmediato a pensar en canciones o discos que ya hemos escuchado, lo que constriñe como una pesada soga la personalidad del álbum.

Tampoco ayuda que parte de las composiciones parezcan producto de una mano perezosa o material de relleno necesario para ampliar el tracklist. “Rock & Roll City”, puerta que el oyente ha de atravesar para sumergirse en el disco, supone una pobre recepción al contar con un desarrollo plano y anodino. Tras oír como ruge una motocicleta, nos encontramos con una apertura muy clásica basada en la conjunción de guitarras y un agudo de la vieja escuela. Sin embargo no consigue impresionar, y la desconfianza no tarda en convertirse en decepción al comprobar su ausencia de aptitudes. Su evolución es completamente uniforme, y da la impresión de que los músicos no tratan de arriesgar lo más mínimo o transmitir algo siquiera. Ni siquiera el estribillo, que muchas veces permite impulsar un poco el ritmo o inyectar algo de energía, consigue solventar la situación por culpa de su carácter soso y débil. Pese a contar con un solo de guitarra que adereza el tema, constituye un trabajo vacío de cualquier sustancia y mediocre.

“Fire Angel” supone una mejora respecto a lo anterior, al atreverse a jugar más con diferentes conceptos musicales. Mantiene un sonido más épico y enérgico, e introduce arreglos sintéticos que, combinados con unas guitarras muy vivas, recuerdan a ciertas composiciones de grupos como Iron Maiden. Dey Rus, vocalista de la formación, también interpreta un papel más atrayente al ampliar su rango vocal y moverse hacia terrenos más duros. Por desgracia, se estrella de nuevo en el estribillo al no ser capaz de alzar el vuelo e ir más lejos.Aún así, consigue mantener lo poco ganado gracias a una estructura más compleja e interesante, dotada de una instrumentación más orgánica y coronada por un solo de guitarra como preludio al clímax que permite que el pendón siga ondeando.

“Death Keepers” malogra parte del esfuerzo anterior al caer de nuevo en algunos de los pecados que ya se mostraban al inicio del disco. Tema construido en torno a una guitarra de sonido magnético pero que conduce a senderos ya recorridos, de esquema básico y una labor instrumental que queda por debajo de lo necesario. Pese a contar con secciones más vigorosas en las que Eddy Gary y Antonio Maties manejan sus cuerdas como si de unas motosierras se tratase, no consigue remontar el vuelo y termina enredado en unas líneas vocales proclives a una dulzura disonante. Mismo defecto encontramos en “Haven’s Heaven”, donde unos estridentes riffs rompen la armonía. Orbita cerca del Power Metal al decantarse por un estilo más épico y acelerado, si bien no se avoca a un vuelo tan veloz. Como si temiesen reventar el motor al presionar el acelerador demasiado, o si se tratase de la versión adaptada para niños de alguna leyenda medieval. “Rock This World”, por su parte, apuesta por un tono más rockero antes de dar paso a una melodía pausada e íntima, aunque no exenta de estallidos de emoción. Pero en lo que ya parece una costumbre, el grupo vuelve a introducir un elemento exógeno que descuadra la composición y arruina el resultado final: el estribillo. De naturaleza alegre y danzarina e inspiración ochentera, escupe en todo lo que el tema había seguido hasta entonces ante el rictus de desesperación de cualquier oyente, demudado ante las ansias auto lesivas de Death Keepers. Al menos es posible elogiar el trabajo de los guitarristas, que demuestran tener una mordida mucho mayor que en el resto del plástico.

“Thriving Forcast”, una delicada pieza instrumental de sabor neoclásico, sirve de interludio y parece obrar un pequeño milagro en el álbum, al dar paso a una serie de temas que mejoran sensiblemente lo obtenido hasta ahora. La tierra tiembla ante el paso de “Love’s Within (Yourself)” y “Wildfire”, dos composiciones potentes y muchísimo más intensas que nada lo que hayamos podido oír aquí. La batería de Miki X Hunter parece una apisonadora que lo aplasta todo a su paso, y la música del grupo se ve poseída por una personalidad mucho más decidida y emparentada con el heavy metal de cuño indomable. Tras dicha subidón de adrenalina, otro corte instrumental de carácter clásico, “Invention IV”, nos deja a las puertas del fin. “Metallia” maneja los mismos elementos que sus impetuosas hermanas pero no parece haber sido capaz de soportarlo, descartando parte de su brío en favor de unas melodías más chillonas y que parecen haber sido metidas con calzador, como fragmentos ajenos a su verdadera naturaleza. Pese a ofrecer algunos aciertos en forma de guitarrazos veloces y desbocados, queda la sensación de que podría haber sido algo mucho mejor si hubiese mantenido una homogeneidad nítida.

Y para la despedida, Death Keepers se guardan la que probablemente sea su mejor carta: “Smooth Hit Love”, una delicada balada perfectamente ensamblada a través de varios cambios de ritmo que balancean las emociones sin dejar que estas se desboquen en una dirección u otra a través de una melodía preciosista. Resulta triste comprobar, empero, que el buen hacer del que estas jóvenes promesas pueden hacer gala se haya perdido en un disco irregular y mediocre. No dejo de pensar que si hubiesen eliminado unas cuantas canciones y priorizado la calidad frente a la calidad, nos encontraríamos ante un buen trabajo. Por ahora, tendremos que apostar por la juventud del grupo y su capacidad para seguir adelante y mejorar en busca de su oportunidad.

Nota del redactor: tras la publicación del álbum, Miki X Hunter y Dey Rus fueron sustituidos por Abel Sequera y Michael Vescera, respectivamente.

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Sobre Juan Mari Sauras 56 Artículos
Buscador incansable de experiencias que abran las puertas a nuevos mundos. Nunca hay suficientes libros o música, la frontera de la imaginación siempre puede ir más allá. Obsesionado con los lobos, la noche, lo gótico y demás estereotipos de joven incomprendido. Defensor de los pogos como estilo de vida.