
Un 20 de abril de 1973 llegó Aladdin Sane, el disco que siguió a su exitoso The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972) y que está considerada como otra gran obra de un David Bowie en plena explosión glam que, aunque no incidió en el diseño conceptual de su pretérito trabajo, sí volvió a ambientar sus cortes en un mundo decadente, de ambigua caracterización, teatralidad en su esencia artística y, sobre todo, de hedonismo y evasión sexual.
¿Quién fue realmente Ziggy Stardust?
El 20 de julio de 1969, el astronauta Neil Armstrong pronunció una de las frases más icónicas del siglo XX cuando afirmó después de poner su pie en la Luna que ese hecho representaba “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la Humanidad”, la cual sirvió para que un joven Bowie se imaginara cómo sería ese viaje, no solo hacia ese satélite sino hacia otros planetas más lejanos, como por ejemplo, Marte; y aquí fue cuando nació el alienígena llamado Ziggy Stardust, que vino a la Tierra con la misión de anunciarnos que a ésta le quedaban únicamente cinco años de vida si la Humanidad no era capaz de remediarlo.
Ziggy se convertiría en 1972 en el álter ego de Bowie, hasta tal punto que el artista llegó a reconocer que prefería disfrazarse de Ziggy que volver a ser David una vez finalizadas sus actuaciones, lo cual le acarreó un sinfín de problemas de índole personal que no os podéis imaginar.
Un año después, en 1973, completamente agotado de la energía que derrochaba subiéndose al escenario desempeñando el papel de este extravagante y andrógino al mismo tiempo personaje originario del espacio exterior, decidió parar y pensar en una continuación del álbum The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars y solo un año después ya estaba dispuesto a tratar de superarse, de evolucionar, porque siempre se caracterizó por tratar de ofrecer algo nuevo de su inagotable talento artístico que atesoraba ese disco y eso lo consiguió con Aladdin Sane.
Aladdin Sane representa pues una especie de cambio en la personalidad de un Ziggy Stardust influenciado por todo lo que había visto que pasaba en la Tierra a lo largo de meses de viaje sideral con su nave espacial, aterrizando poco tiempo después en nuestro planeta para intentar hacerlo un poco más habitable, cosa que, visto lo visto, no consiguió.
Cómo David Robert Jones pasó a llamarse David Bowie
Nacido en Londres el día 8 de enero de 1947, David Robert Jones inició su carrera musical en el año 1963 con el apelativo Davie Jones que, en algunas ocasiones, se convertía en Davy Jones, aspecto éste que invitaba a confusión con Davy Jones, el percusionista de The Monkees, sobre todo a partir de la aparición de dicho grupo en 1966.
Insatisfecho pues con su nombre artístico, el bueno de David decidió escoger el apellido Bowie en honor a Jim Bowie y el cuchillo que popularizó a la postre Sylvester Stallone en sus películas de la saga Rambo.
La portada
La portada de Aladdin Sane se ha convertido en una de las más famosas de todos los tiempos y se rumoreaba que era la más cara producida hasta ese momento. La instantánea fue tomada por Brian Duffy, quien también firmaría las portadas de los trabajos posteriores, Lodger de 1979 y Scary Monsters (And Super Creeps) de 1980 y presenta a Bowie con el icónico maquillaje del rayo rojo y azul.
Con el paso del tiempo, resulta obvio que dos personas tan extremadamente creativas como lo fueron Bowie, el camaleónico artista británico que revolucionó la música de los años 70 bebiendo de muy diversas fuentes como la moda, el teatro o la ciencia y Duffy, la persona que supo plasmarlo con su irreverente objetivo, estaban destinadas a encontrarse como así sucedió.
Si bien la crítica tuvo opiniones de todo tipo acerca de Aladdin Sane, no se puede ignorar que la iconografía del rayo azul y rojo que cubre el ojo derecho de David Bowie se volvió un auténtico referente de la cultura pop mundial debido tanto a su proceso de creación como a su atemporalidad manifiesta.
Fue el propio Duffy quien decidió hacer más grande aquel rayo rojo que refleja una ambigüedad, no solo sexual, sino también mental, como refleja también el propio título del álbum, que surgió de un equívoco ya que el nombre original del álbum era A Lad insane o, traducido, Un tipo loco, pero el fotógrafo entendióAladdin sane o, para que nos entendamos, Aladdin cuerdo; es decir, todo lo contrario, y así se quedó.
La única copia original de la imagen del álbum, de la que han salido todas las demás reproducciones, es una pieza fuera de mercado que cumple 50 años, lo cual hace que nadie de este mundo sea capaz de ponerle un precio y es por eso que normalmente está guardada bajo llave por si los amantes de lo ajeno…
El disco
En los años 60 tras sus dos primeros discos, Bowie viajó hasta el espacio para traer a un extraterrestre llamado Ziggy Stardust al que, después de matarlo sin previo aviso y enterrarlo por sorpresa junto a sus Spiders from Mars, un rayo cruzó su cara para externalizar su música. De ahí nace el sexto álbum de estudio de David Bowie el cual fue un punto y aparte en su carrera puesto que, en él, el Bowie más extraterrestre, más glam y más difícil de comprender, daba paso al Bowie más pop, más mainstream y con mayor llegada al público en general.
El LP acomoda piezas rock de espíritu stoniano, con ritmos efervescentes, sensualidad en su voz y estribillos pegadizos, ensanchando sus posturas glam con trazos blues, jazz, avant-gardé y doo wop. Aladdin Sane abre con “Watch That Man”, una pieza de corte rock al más puro estilo Stones con una intensa interacción entre la punzante guitarra de Mick Ronson, los saxos del propio Bowie y Ken Fordham y el piano de Mike Garson, virtuoso instrumentista que brilla a lo largo de todo el álbum.
A esta pieza le sigue la que da nombre al LP, Aladdin Sane, una sugerente balada de fascinante estribillo y estructura, con elementos jazz en la que el piano de Mike Garson brilla de manera muy especial. “Drive in Saturday” es uno de los temas más famosos del disco y una preciosa canción escrita en principio para la banda de rock, Mott The Hoople, que recupera sonidos de finales de la década de los 50 y comienzos de los 60, empleando efectivos coros de influencia doo wop.
“Panic in Detroit” viene marcada por un magnífico trabajo en la percusión de Mick Woodmansey y una interesante lírica de miramiento social sobre ritmos rock a lo Bo Diddley. Dos de las piezas cumbre del disco son “Cracked Actor”, estimulante tema rock de irresistible estribillo que cierra la cara A y “Time”, una dramática pieza cabaretera con la que se abre la B.
Les sigue “The Prettiest Star”, una sencilla y elegante canción dedicada a su esposa Angie, con un soberbio saxo acariciando la melodía y de nuevo con coros de herencia doo wop. Quizá la versión de los Stones, “Let’s Spend the Night Together” sea el corte más flojo del LP a pesar de estar ejecutado con intensidad, fuerza y ofertar unos curiosos arreglos futuristas. Esta última canción es el preludio de las dos últimas y magníficas piezas disco.
Efectivamente, “The Jean Genie”, un vibrante tema blues-rock con un riff idéntico al del tema de The Sweet, “Blockbuster” y la maravillosa tonada de “Lady Grinning Soul”, una canción de estupenda melodía con Garson al piano clásico, un Ronson espléndido en su interpretación guitarrera y un Bowie hipnótico en su sensual interpretación vocal.
Algunas de las mejores canciones del álbum, como “Panic in Detroit” y “The Jean Genie” encajaban perfectamente como una secuela de ese Ziggy que Bowie había creado para expresar todo su talento. Aladdin Sane se convirtió en el LP número 1 estadounidense y en el primero de sus nueve éxitos en las listas de éxitos en su Reino Unido natal. Este álbum fue incluido en el libro 1001 discos que hay que escuchar antes de morir.
Siempre por delante, siempre a la vanguardia, estoy convencido que en pocos años presumiremos, si no lo hacemos ya, de ser o de haber sido contemporáneos de este auténtico genio de la música y el arte.