Cynic – Focus: celebramos 25 años del disco que lo cambió todo

Ficha técnica

Publicado el 13 de septiembre 2018
Discográfica: Roadrunner Records
 
Componentes:
Jason Gobel - guitarras, guitarras (synth)
Paul Masvidal - voces, guitarras, guitarras (synth)
Sean Reinert - batería, teclados
Sean Malone - bajo, chapman stick

Temas

1. Veil of Maya (5:23)
2. Celestial Voyage (3:40)
3. The Eagle Nature (3:31)
4. Sentiment (4:24)
5. I'm But a Wave to... (5:31)
6. Uroboric Forms (3:32)
7. Textures (4:42)
8. How Could I (5:29)

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Como ya avanzamos en la revisión del clásico Spheres (1993) de Pestilence es momento de repasar el vigésimo quinto aniversario de un disco que sorprendió a toda la comunidad metal de esa época ofreciendo una visión muy técnica del death metal junto a otros géneros como el jazz. Tras unas cuantas demos, en las que su estilo se movía más en torno al thrash metal de finales de los 80 pero ya con atisbos de modernidad, sacaron esta obra para muchos incomprendida y sobre todo avanzada a su tiempo. Cuatro alumnos de la universidad de Berkley, una de las más importantes a nivel musical de EEUU se juntaron y la liaron bien. Recuerdo que los escuché por primera vez en una cinta mal grabada que me prestó alguien en el año 97 o 98, una canción instrumental que me voló la cabeza de un grupo que desconocía hasta ese momento. Luego ya fue conseguir el disco entero y sumergirme en sus exquisitas notas así que vamos a diseccionarlo un poco.

El disco empieza con «Veil of Maya», canción que da nombre a un grupo actual de metal moderno. Un alarde de precisión quirúrgica con unos riffs complejos, una batería que bebe mucho del jazz con unos geniales ritmos. Mezclan muy bien voces rabiosas y guturales, realizadas por Tony Teergarden con otras robóticas realizadas por el mismo Paul Masvidal. Partes más suaves que contrastan con otros momentos más extremos pero sin llegar a altas velocidades ya que su música no va de eso, más bien de crear pasajes futuristas con una técnica envidiable.

«Celestial Voyage» te sumerge precisamente en eso, en un viaje celestial a través de las estrellas. Técnica y futurista destaca sobre todo el trabajo de batería donde los platos toman el protagonismo mientras los riffs se van alternando entre acústico y distorsión al igual que la voces. Una delicia para los oídos.

Mucho más oscura es «The Eagle Nature» donde encontramos unos enrevesados guitarrazos con los que destrozar tus dedos a base de bien. Buena mezcla de nuevo con voces suaves, voces guturales y pasajes muy en la onda de esa fusión entre rock y jazz de los años 70 y 80. Pero estos trozos no duran mucho ya que de nuevo se van por derroteros experimentales ofreciendo una experiencia auditiva muy adictiva. La producción no está nada mal por ser del año que es ya que hay muchos elementos a la vez y se escucha todo bastante bien gracias también al buen hacer de Scott Burns, famoso productor que trabajó con grupos tales como Napalm Death, Obituary, Sepultura o Death entre muchos otros.

Tras una intro curiosa y extraña empieza un genial ritmo de bajo y batería que nos da la bienvenida a «Sentiment», una canción con unas muy buenas líneas vocales creando una bonita atmósfera. Colabora Sonia Otey a las voces con unas frases habladas que le dan una aura diferente e interesante. De carácter más suave y con partes más calmadas va evolucionando y cambiando sin parar. Como he dicho antes es un disco avanzado en su tiempo que se ha ido revalorizando con el tiempo siendo difícil encontrar propuestas de este tipo en el año 1993.

El mar, el sonido de las olas, esa calma que nos ofrece es la introducción de «I’m But a Wave to…», una locura psicotropica con efectos no reversibles. Las guitarras sintetizador les ofreció la oportunidad de experimentar con otros sonidos diferentes y extraños. Se trata de una canción muy técnica en la que si ponemos atención podremos escuchar las bestiales líneas de bajo creadas por el maestro Sean Malone. Los solos son muy en la onda de otro gran maestro como fue Alan Holdsworth, una más que clara influencia a la hora de componer este Focus.

Una de las canciones más representativas del disco es «Uroboric Forms» ya que es la que unifica todos y cada uno de los elementos que mostraron en el disco y sería un ejemplo perfecto para introducir a alguien al grupo. Una pieza deliciosa que te hará flotar sin mucho esfuerzo si eres amante de la buena música. Aquí si que se emocionan un poco y aprietan el acelerador con ritmos rápidos pero bastante fugaces.

Y llegamos a la canción que me voló la cabeza hace ya más de 20 años. «Textures», canción que también dio nombre a un famoso grupo holandés, es una obra de arte que gustará a cualquier amante de la música experimental, hasta a mi padre se la puse una vez y le encantó, eso sí, las partes sin distorsión solamente. Una delicia con una estructura simplemente perfecta y un trabajo compositivo excepcional donde todos aportaron su más alto nivel creando algo que traspasa cualquier estilo y género.

El final se acerca y que mejor que hacerlo con «How Could I», otra maravilla dentro de este gran disco que sirve como colofón a poco más de 36 minutos de pura genialidad. Su riff principal con las guitarras jugando una con la otra como les da la gana y esas agresivas voces junto a las otras celestiales, esos cortes y cambios me siguen haciendo mover la cabeza y disfrutarlo como el primer día.

Sin duda se trata de un disco que cambió la manera de componer pero también hay que decir que fue el principio del fin de Cynic ya que en el año 1994 cesaron su actividad cambiando de nombre e intentando abrirse paso en el mundo musical con otra propuesta no tan técnica e incluso con algún que otro proyecto cercano al pop/rock. Tras 15 años de silencio discográfico volvieron con un gran disco que seguia la línea de la obra que nos ocupa hoy pero algo diferente. Actualmente creo que hay algunos problemas con el nombre pero parece que Masvidal está trabajando en un próximo disco. Esperaremos a ver que nos ofrecen de nuevo.

Robert Garcia
Sobre Robert Garcia 427 Artículos
Death, thrash, djent, dark, progresivo, doom, black, experimental, jazz, clásica, electrónica... La música me mantiene vivo, es una droga que da sentido a este extraño sueño llamado vida. Músico autodidacta, guitarrista, cantante y enfermo de escuchar y escuchar música sin parar.