
«True», la balada interpretada por Spandau Ballet, una banda británica de la década de los 80 y pionera de la corriente musical conocida como New Romantic, nos cumple 40 años. Publicada en su tercer álbum de estudio del mismo nombre en la primavera de 1983 y compuesta por uno de los líderes del grupo, Gary Kemp, “True” se grabó en los Compass Point Studios de las Bahamas, lugar donde también grababa Grace Jones.
Gary Kemp creó un conjunto de melodías dirigidas directamente a ocupar lo más alto del panorama musical de esa época y la canción, cómo no, se convirtió en uno de los mayores éxitos de la década, con la ayuda añadida de un video promocional que presentaba las virtudes vocales de Tony Hadley, más propias de un barítono operístico que de un cantante pop.
En ella se menciona a modo de homenaje al artista de la Motown, Marvin Gaye, asesinado un año después por su propio padre durante una de las muchas discusiones que tenían entre ellos. “True” cosechó un gran éxito en todo el mundo, entrando en el primer lugar en la lista del Reino Unido durante cuatro semanas en el año de su lanzamiento y convirtiéndose en el sexto sencillo con mayores ventas, alcanzando el número 1 en 20 países más.
De dónde viene lo de Spandau Ballet
El guitarrista y compositor Gary Kemp, y su hermano, el bajista Martin Kemp, formaron la banda en 1979, junto con el batería John Keeble, el cantante Tony Hadley y Steve Norman, que al principio tocaba la guitarra para posteriormente pasar a tocar el saxo, debido al cambio de estilo musical del grupo.
Inicialmente se llamaron The Makers, adoptando su denominación definitiva, después de una visita a Berlín en dónde el de Spandau era y es uno de los barrios de esta ciudad alemana que, tras la Segunda Guerra Mundial, pasó a formar parte del Sector Británico de Berlín. Este lugar también es conocido por su prisión la cual alojó a los condenados por los Procesos de Núremberg.
Desde mediados de la década de los 80 y en pleno apogeo de su éxito musical, surgió una leyenda urbana que afirmaba que el grupo tomó su nombre directamente de esa prisión después de su cierre, cosa que hizo correr ríos de tinta acerca del significado y el motivo por el cual la banda tomó su nombre como propio.
Uno de estos ríos afirmaba que el significado del ballet de su nombre, obedecía al efecto de los espasmos musculares en los cuerpos de judíos y otros prisioneros ahorcados durante la guerra, los cuales se sacudían de una forma rítmica, parecida a un baile, al que los soldados nazis bautizaron como el ballet de Spandau.
Pero, al parecer, el controvertido nombre lo propuso el que fuera promotor discográfico del quinteto, Robert Elms, quien afirmó que leyó Spandau ballet en una pintada plasmada sobre la pared de un baño. Aquellas palabras le parecieron al empresario musical enormemente “comerciales, misteriosas y pegadizas” y los cinco miembros del grupo, una vez consultados al respecto, estuvieron de acuerdo en llamarse así, sin ver mayores problemas.
Esos problemas no tardaron en llegar y la polémica estalló cuando algunos les acusaron de ser afines a ideologías proclives al nazismo alemán por las connotaciones que se derivaban en el momento de pronunciar su nombre. Sin embargo, los artistas lo negaban sistemáticamente cuando eran consultados sobre esta cuestión.
Cómo se gestó el mito
En 1983, los miembros de Spandau Ballet demostraron que no tenían intención de encasillarse en un estereotipo musical determinado. Siempre ambicioso, el quinteto británico se puso manos a la obra y de esa manera desaparecieron las faldas escocesas, las camisas con volantes y el maquillaje, así como la electrónica, a veces fría, de sus dos primeros álbumes para, después de grabar en los Compass Point Studios en unas Bahamas bañadas por el sol, pasar a los trajes hechos a medida y con un sonido elegante y convencional a juego con esa nueva vestimenta.
Todo ello fue en gran parte gracias a Tony Swain y Steve Jolly, un par de teclistas, arreglistas y productores que tenían un éxito formidable con los discos entre otros de Imagination, un grupo formado por miembros de color que, con un funky inglés, blanco, típico de los clubs londinenses de la época, rompieron muchos de los moldes establecidos hasta aquel momento. Ellos dos, Swain y Jolly, fueron también los miembros del dúo Dream Sequence, con el que sacaron el sensacional tema techno-pop, “Outside Looking in”.
Aunque ninguno de sus cortes genera la emoción de sencillos anteriores como “To Cut a Long Story Short”, “The Freeze o Chant No. 1 (I Don’t Need This Pressure On)”, True sigue siendo el álbum más completo y consistente de Spandau Ballet, un grupo salido directamente del club Blitz londinense en donde uno de los socios, Rusty Egan, a la sazón batería de Visage, fue quien le presentó al australiano Richard James Burgess, productor y, como Egan, batería de Landscape.
Burgess, que fue el primero en desarrollar la batería electrónica, había sido ya el productor del segundo álbum del grupo, el irregular Diamond y a finales del otoño londinense de 1982 Chrysalis, antes de ser engullida por EMI, “tragó” para grabar el nuevo álbum que, entre días de sol y funky blanco, estuvo a punto de solfa en siete semanas. Y así nació True, un disco carísimo, pero buenísimo que, sin discusión, fue la obra maestra de Spandau Ballet.
¿Qué se hizo de Tony Hadley?
Una vez disuelta la banda en 1990, Tony Hadley inició su carrera en solitario con la grabación de su primer disco llamado The State of Play que fue lanzado por EMI en 1992. El disco de corte rock americano fue grabado en Estados Unidos.
En 1996 participó en la gira Night of the Proms por varias ciudades europeas acompañado de otros artistas como Joe Cocker y de una gran orquesta. En esa gira interpretó algunos temas de la banda, entre ellos “Gold”, “True” o “Through the Barricades”.
Cinco años después, en 1997 y bajo su propio sello de Slipstream, Hadley grabó un nuevo disco de nombre homónimo versionando algunas de sus canciones favoritas junto con algún tema inédito compuesto por él como el que dedicó a su hija Toni llamado “She”. Esta vez apostó por un sonido diferente al del anterior álbum, un pop limpio con abundantes baterías programadas y efectos sonoros. Este disco también incluía una versión del tema “Save a Prayer” del que fuera grupo rival en vida de Spandau Ballet: Duran Duran, cantado a dúo con su vocalista, Simon LeBon.
Servidor vuestro tuvo la posibilidad de ver en directo a Tony Hadley en octubre de 2008 en el marco de la Diada del Farmacèutic que cada año organiza el Col·legi de Farmacèutics de Barcelona, institución en la que trabajé desde noviembre de 1984 hasta marzo de 2021 y en la que, entre otras cosas, era el responsable de gestionar algunas de las muchas tareas que este evento generaba.
En este evento se rinde homenaje a los farmacéuticos que cumplen 25 y 50 años como colegiados en esa institución y el lugar elegido para hacerlo es el Palau de la Música de Barcelona. El acto consta de la entrega de sendas insignias de plata y oro respectivamente a los homenajeados y termina con una actuación musical que ese día protagonizó Tony Hadley.
A mí evidentemente me hubiera gustado mucho asistir porqué además de escuchar el tema objeto de este artículo, hubiera podido conocerle en persona y hubiera aprovechado para que me autografiara tanto el LP como el single de la canción, pero el miedo a que los organizadores me pillaran para ayudar a que todo saliera bien pudo más y al final, todo quedó en agua de borrajas…