Bon Jovi – New Jersey: 30º Aniversario de uno de los pilares del hard rock de los años 80

Ficha técnica

Publicado el 19 de septiembre de 1988
Discográfica: Mercury Records / Vertigo Records
 
Componentes:
Jon Bon Jovi - Voz, guitarra
Richie Sambora - Guitarra
Alec John Such - Bajo
Tico Torres - Batería
David Bryan - Teclados

Temas

1. Lay Your Hands on Me (5:58)
2. Bad Medicine (5:16)
3. Born to Be My Baby (4:40)
4. Living in Sin (4:39)
5. Blood on Blood (6:16)
6. Homebound Train (5:10)
7. Wild Is the Wind (5:08)
8. Ride Cowboy Ride (1:25)
9. Stick to Your Guns (4:45)
10. I'll Be There for You (5:46)
11. 99 in the Shade (4:29)
12. Love for Sale (3:58)

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Guardo muchos, muchísimos recuerdos de mi infancia, y uno de ellos (quizá de los que guardo con más cariño) son los viajes, los típicos «sube-baja» familiares a Andorra. Nos levantábamos bien temprano para asfaltar las calles, desayunar y pillar el coche rumbo a su capital, Andorra la Vella, ese parque temático del consumismo, del alcohol, de la gasolina barata y de los cartones de tabaco tirados de precio. Recuerdo que aquellos viajes, aquellos trayectos de tres horas y pico en el Talbot Solara Escorial de mi padre hasta llegar al destino, tenían como principales objetivos arrasar el Andorra 2000, el Pyrénées, la Casa del Formatge, varias perfumerías (sobre todo la Prestige, cuya dueña era vecina nuestra de Sant Boi), la tienda de Levi’s y varias tiendas de deportes. A mí, lo de comprar mantequilla Breda, leche Président, cognac Napoléon o tabletas de chocolate de 200 kilos, me la sudaba bastante, sinceramente, y centraba mis deseos y anhelos en las tiendas de deporte. Cada año tenía un modelo, un caprichito en mente, como las Converse Weapon de Los Angeles Lakers y las Adidas Run-DMC. Ese era mi principal objetivo siempre: que mis padres me las compraran e ir corriendo el lunes a estrenarlas… y a fardar ante los colegas de clase.

Pero no solo de comida y berbercio vivía el ser humano de los años 80 e inicios de los 90. De vez en cuando, hacíamos alguna que otra incursión en alguna tienda de música/vídeo-juegos, no muchas la verdad, pero recuerdo que algunos juegos para nuestro MSX cayeron. Me refiero al último modelo de MSX que salió al mercado, justo antes de los MSX 2, que tenía lector de cintas integrado, doble entrada de cartucho y un joystick entre los cursores. El mejor puto ordenador de toda la puta historia: el Sony Hit Bit HB-501P.

En una ocasión, cuando ya tocábamos retirada, paramos un momento en una de estas tiendas y me pillé (me pillaron, mejor dicho) el cassette del álbum que aquí nos ocupa: el New Jersey (1988) de Bon Jovi. ¿Por qué escogí este álbum? La verdad, ni puta idea. No recuerdo si lo pillamos justo cuando era novedad o años más tarde, pero si me lo hubiera pillado en 1988, ya me ves ahí con mis once añicos fardando de glam metal entre los colegas. Pero no fue el caso, pues a tan temprana edad todavía no se me había despertado el gusanillo del rock/metal… pero poco faltaba. Bueno, sea como fuere, aquel viaje de regreso a Sant Boi de Llobregat, iba a ser amenizado por Jon Bon Jovi y sus secuaces, relegando a un más que discretísimo segundo plano a las cintas de Los Cantores de Híspalis y de los chistes de Arévalo. Qué tío mi padre: lo mismo te ponía el «A Bailar, a Bailar» que el «Bad Moon Rising» de los Creedence.

No soy yo la persona más indicada, ni en la redacción de Science of Noise ni en el mundo (obvio), para hablar de Bon Jovi. De hecho, de todas las bandas del palo de aquella época, es la que menos me gusta; Extreme, Skid Row y Guns N’ Roses siempre han copado mi podio personal. Pero este disco es toda una sucesión de temazos de la hostia del putísimo copón bendito. ¿Que cómo les descubrí? Pues no lo sé, pero yo diría que la Nochevieja de 1990 de TVE y La Trinca tienen parte de culpa. Este fragmento, junto con el del pechote de Sabrina de un par de años antes, marcaron mi infancia musical y la de unos cuantos que yo me sé.

Bon Jovi había perfeccionado una fórmula infalible a base de su tan característico hard rock para cuando vio la luz New Jersey, centrándose en unos coros infinitamente cantables y coreables. En otras palabras: escribían himnos. Las letras tenían ese regustillo típico de la música pop. El amor por bandera, el romanticismo de laca, tan presente en temas como «Lay Your Hands on Me» y «I’ll Be There for You», funcionó tan bien que el matrimonio banda-público existente desde sus predecesores 7800° Fahrenheit (1985) y, sobre todo, desde la publicación de Slippery When Wet (1986), se reafirmó al 100%.

Me gusta mucho este álbum, pero ciertamente no es su mejor trabajo. Además de las primeras tres canciones (¡menudos tres temazos, joder! Pero si «Lay Your Hands on Me» salió hasta en Baywatch), «Blood on Blood» es mi tema preferido. «Wild Is the Wind» está un peldaño por debajo, pues reconozco que empieza un pelín flojilla. A «Stick to Your Guns» y a «I’ll Be There For You» les pasa también un poco lo mismo. Están también entre mis favoritas, sí, pero no dejan de ser un par de baladas ingeniosas. Aún así, están colocadas en un lugar estratégico, hacia el final del álbum (la peor parte, sin duda), lo que realmente ayuda a sacarlo a flote. Por el contrario, «Living In Sin», la primera tras el espectacular trío inicial, es una muy buena canción; épica y bella a la vez.

Para mí gusto personal, hay dos temas, «Homebound Train» y «99 in the Shade», que no pasarían del 6.5, y la única a la que le pongo deberes y la cito de nuevo para vernos en septiembre, es «Ride Cowboy Ride», tema molesto a más no poder que no hay por dónde agarrarlo.

Capítulo aparte merece la embriagadora «Love for Sale», una canción que, probablemente, no era necesaria, pero que entiendo que a la peña le pueda hacer más o menos gracia. A mí gracia, lo que se dice gracia, no me hace ninguna.

En definitiva, New Jersey destaca por ser uno de los álbumes más rockeros de Bon Jovi, pero está algo menos «pulido» que su predecesor, Slippery When Wet. Aún así, a pesar de ese par de lunares que le encuentro a este trabajo, es uno de los pocos álbumes de hard rock de los 80/90, juntamente con el Appetite for Destruction (1987) de Guns N’ Roses, el Pornograffitti (1990) de Extreme y el Slave to the Grind (1991) de Skid Row, que todavía escucho, a día de hoy, sin tirar pa’lante las pistas. Uno de los mejores trabajos de esa época, sin duda.

Rubén de Haro
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Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J'hayber.