Audiolepsia – Muses

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 11 de mayo de 2017
Discográfica: Dunk! Records
 
Componentes:
Brian Jimenez - Guitarra
Angel de las Heras - Guitarra
Jordi de las Heras - Bajo
Kilian Callado - Batería

Temas

1. Beatrix (8:06)
2. Satine (5:28)
3. Motoko (5:58)
4. Evey (7:44)
5. Charlotte (5:57)
6. Clarice (5:04)
7. Rachel (8:15)

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Conocí a Audiolepsia a raíz de su concierto en la jornada inaugural del AMFest (quizás entonces aún se llamaba Aloud Music Fest y todo) de 2014, en la que compartieron cartel con los británicos Maybeshewill y los recientemente desaparecidos Exxasens. En realidad no es que los conociera exactamente esa noche, sino que fue al ser anunciados para ese festival cuando me preocupé por escucharlos. Y aunque entonces eran una banda aparentemente novata con unas tablas aún limitadas, lo cierto es que las canciones que me encontré en su disco de début, Principio de incertidumbre (2013), tenían un algo que, aun y no ser del todo original, me transportaba a algún sitio familiar, emotivo, previsible y esencialmente feliz con sorprendente facilidad.

A pesar de que han dado más conciertos en Barcelona y cercanías desde entonces (son de aquí, así que qué menos), no he tenido la ocasión aún de ir a verlos de nuevo, pero durante todo este tiempo he ido escuchando ese disco de début con relativa asiduidad, y canciones como «Vicodina», «Cenizas», «Vigilante» o «Anémona» se han hecho un lugar en la rica y diversa banda sonora habitual de mi día a día. Sin haber seguido la pista de su actualidad con demasiado detalle, ahora me encuentro con que después de cuatro años y algún cambio importante en su formación, el cuarteto catalán nos presenta su segundo trabajo, de nombre Muses y co-editado por dos sellos de lujo: los infalibles Aloud Music y los belgas Dunk! Records, una discográfica que reparte su atención y dedicación entre la edición de álbumes y la responsabilidad de organizar uno de los festivales de post rock y derivados más importante a nivel europeo como es el Dunk! Fest (espejo de los propios Aloud y su AMFest). Me alegra ver pues que Audiolepsia, mientras yo no estaba mirando, se las ha apañado para alinearse con dos de las más reputadas discográficas de música prog / post instrumental del Viejo Continente, ya que a mi juicio, se merecen totalmente la oportunidad.

El llamado post rock instrumental es uno de esos géneros que, a mis oídos, tiende a sonar casi todo bien. No me malinterpretéis: hay estilos como el hardcore metal o el blackened death metal donde es fácil que casi cualquier banda decente con una buena producción me entre con facilidad, y con el post rock me pasa lo mismo. Ahora, de aquí a que luego recuerde lo más mínimo de esa banda o de alguna canción de las que he escuchado hay un trecho, y hay un montón de grupos que puedo disfrutar en el momento de escucharlos para que después se diluyan como un azucarillo en un mar de propuestas parecidas sin demasiada personalidad. Y precisamente esto es lo que no pasa con Audiolepsia. Aunque lo que hacen no sea nada especialmente original ni introduzcan elementos que no hayamos escuchado ya en un buen puñado de bandas, cuentan con una habilidad especial para crear canciones y melodías, para apilar sucesiones de capas con delicadeza y emoción y para hacer que el resultado final no solo te llegue, sino que sea reconocible y hasta cierto punto incluso pegadizo. No sé si Muses me va a atrapar tanto como lo hizo en su momento Principios de incertidumbre, y de momento no hay duda de que aún no lo ha hecho, pero tampoco se puede negar que tiene los mimbres para ello.

Al igual que su disco de debut, este nuevo trabajo consta de siete temas con duraciones de entre cinco a ocho minutos. Aunque goza de una producción más pulida, más nítida y, quizás, más profesional, y aunque hay bastante más protagonismo para partes limpias y acústicas que antes, incluso canciones enteras, las canciones siguen patrones parecidos a lo que nos ofrecían cuatro años atrás. El feeling que transmiten y las señas de identidad asociadas a su música siguen intactas: una aproximación contundente, a veces cercana al metal, trufada de melodías emotivas, de evocadores y repetitivos punteos acústicos y de crecientes progresiones llenas de fuerza. En este caso, cada uno de estos siete temas que componen Muses lleva nombre de mujer y está dedicado a una de las musas sobre las que gira el concepto de este trabajo.

El disco empieza con un profundo punteo acústico, casi doom, reminiscente de bandas como Tiamat o los Anathema más noventeros (una influencia interesante que también veremos en un par de sitios más), pero rápidamente se produce la transición hacia la fórmula que tan bien les funciona: una sucesión de acordes graves, gordos, repetitivos y emotivos sobre los que coge protagonismo una delicada pero decidida melodía de guitarra, ahora distorsionada, ahora limpia, que te lleva de un sitio para otro gracias a sus diferentes registros e intensidades. Las canciones siguen patrones esencialmente parecidos y usan repetidamente recursos similares, pero tienen la virtud, al igual que pasa en su disco anterior, de ser capaces de grabar melodías y pasajes a fuego en lo más profundo del ser de uno. Hay matices, claro: «Satine», «Charlotte» o «Clarice» son canciones llenas de fuerza, luminosas y esperanzadoras, con algún tic a bandas más duras como Russian Circles, mientras que la bonita «Motoko», mucho más suave y sensible, es casi acústica por completo. También lo es «Evey», aunque en este caso reine un aire de majestuosidad sinfónica y acabe rompiendo en una apoteosis de post / shoegaze bien distorsionado. La última musa de todas es «Rachel», y la verdad es que es una muchacha con suerte, ya que la que lleva su nombre es una de las canciones más redondas y carismáticas de este disco, probablemente mi favorita a día de hoy junto la inicial «Beatrix».

Muses es un muy buen álbum, sensible, elegante y trabajado, aunque aún está por ver si sus canciones van a tener el poso a largo a plazo (al menos en mí) que tuvieron las de su último disco, que me atrapó de buenas a primeras con más fuerza de lo que lo han hecho éstas. En todo caso, Audiolepsia se consagran como una fuerza sólida y consistente en el mundillo del post rock nacional, y quizás van a ser capaces de dar un pequeño salto más allá de nuestras fronteras. Mi compromiso personal está en que no vuelvan a pasar tres años hasta que los vea en directo de nuevo. Y a vosotros os recomiendo que hagáis lo mismo, y que le peguéis una escucha a este disco en caso de que os queden dudas.

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Sobre Albert Vila 951 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.