5 bandas comunistas de rock y metal según… Science of Noise

Para rendir nuestro particular homenaje al recientemente fallecido Julio Anguita, para muchos uno de los mejores políticos que ha tenido nunca este país, hemos decidido dedicar nuestro top 5 de hoy a bandas más rojas que Engels. Y ojo que no es fácil, porque de bandas anarquistas, anti-capitalistas, revolucionarias o anti-sistema hay muchas, pero que se identifiquen como abiertamente socialistas y comunistas de hoz y martillo tampoco hay tantas, así que hemos ido con pies de plomo para ver qué incluíamos o no aquí. Así que vamos allá, camaradas.

The Clash (por Jordi Tàrrega)

De todas las bandas punk inglesas son los The Clash los que más éxito cosecharon a la vez que hacían proclamas izquierdistas y que se abrían a las músicas del mundo. Su disco debut es más contracultural y cabreado, London Calling es su cima absoluta como banda, pero es en el triple y excesivo Sandinista! cuando vemos que el grupo abraza abiertamente la causa política por mucho que en sus tres anteriores obras ya haya una evidente crítica social o incluso referencias a Lorca. Joe Strummer terminó enamorado de Granada donde pasó allí mucho tiempo y pudo producir a bandas locales como 091. Él era un pandillero, un tipo de la calle.

Pero como decíamos es en Sandinista! cuando se metieron de lleno en las revoluciones allende de los mares y en concreto con el Frente de Liberación Nacional de Nicaragua que había derrocado a Anastasio Somoza. Las luchas por la libertad en América del Sur eran vistas como el grupo como una gran inspiración. Países como Cuba, Nicaragua, Chile, Afganistán o el Tíbet eran inspiradores para un grupo que, en esta obra, se pasó de frenada. Cabe decir que su supuesto comunismo tiene peros importantes pues el grupo critica abiertamente a China y a la URSS señalando sus muchas actitudes imperialistas. Volvemos al punto que estábamos con The Baboon Show, aquí hay un apoyo al comunismo utópico y teórico, justo el que nunca se ha llevado a cabo. Nunca apoyaron, por cierto, a ninguna organización armada de los 70, muy activas en Alemania e Italia.

Algunos consideran que Sandinista! es un auténtico coñazo, y en parte estoy de acuerdo, y más viniendo de la perfección que es London Calling. El pastiche de estilos dispares, el (posiblemente) primer rap “blanco” de una banda inglesa, los sonidos jamaicanos y la eclecticidad no son barrera para que temas como “Washington Bullets”, “Charlie Don’t Surf” (un título cargado de mensaje cinematográfico) o “The Call Up” enseñen los dientes al poder derivado de la supuesta izquierda radical. Pero tengo un cariño enorme a este artefacto triple que vino después de una obra maestra. Siempre los discos que vienen después de un incunable pecan de lo mismo… Deberíamos hacer un artículo sobre eso algún día. Es imposible no caer rendido ante The Clash y especialmente ante un personaje tan auténtico como Joe Strummer. Recordemos también que muchas veces la banda dejó de ganar dinero para proteger al fan. Discos dobles a precio de sencillo o triples a precio de doble implicaban engañar a la discográfica y perder ganancias. Limitaron las entradas siempre a precios populares e invitaron a los camerinos a muchos fans para no perder nunca la conexión con la calle ni la realidad.


The (International) Noise Conspiracy (por Albert Vila)

Si los seminales Refused ya eran una banda extremadamente cargada políticamente pero sin una afiliación tan clara, tras su disolución en 1998 su vocalista Dennis Lyxzén se lanzó de cabeza a propagar su comunismo militante con la formación de The (International) Noise Conspiracy junto a otros destacados miembros de la entonces floreciente escena punk rock sueca de mediados de los 90 como Inge Johansson (que después sería bajista de Against Me! durante unos cuantos años), Lars Strömberg, Ludwig Dahlberg o la fascinante Sara Almgren. Escapando del hardcore y el post hardcore agresivo mediante el cual se dieron a conocer con su formaciones anteriores, The (International) Noise Conspiracy practicaban un punk rock garajero y bailongo muy divertido y alegre que tenía por objectivo, precisamente, extender sus opiniones políticas de izquierda tanto como fuera posible.

La banda estuvo en activo desde 1998 hasta 2009, y en esos años publicaron hasta cinco discos, de los cuales, en mi humilde opinión, destaco los tres del medio: Survival Sickness (2000), un disco que precisamente cumplió 20 años la semana pasada y que se nos pasó 🙁 , A New Morning, Changing Weather (2001), que no se me pasará, como me llamo Albert, y Armed Love (2005). El que acabó por ser su último trabajo, llamado The Cross of My Calling (2008), me resultó verdaderamente poco memorable, y supongo que la propia banda vio que su fórmula (o la inspiración) se estaba agotando y lo dejó correr unos meses después, tras los que Dennis no tardó mucho en resucitar a Refused. Por el camino, eso sí, nos dejaron discos magníficos y temazos bailables y de puño en alto con títulos tan explícitos como «Capitalism Stole My Virginity», «Communist Moon», «Bigger Cages, Longer Chains» o «Abolish Work».

Sus conciertos eran una auténtica locura (de la que, personalmente, pude disfrutar en dos o tres ocasiones, una de ellas en el Atzavara de Sant Feliu de Guíxols que fue absolutamente épica), y además de los habituales trucos de Dennis montado en los monitores y lanzando el micrófono a Cuenca, contaban con momentos en los que toda la formación de la banda se ponía de pie con el puño cerrado en alto, dejando clara su militancia. También, en muchas ocasiones (como en el vídeo de «Smash It Up» que os dejamos aquí abajo), optaban por vestirse de uniforme obrero y homenajear sin tapujos figuras históricas como el propio Karl Marx. Ahora que los regresos están de moda, no estaría nada mal que estos chicos se animaran a hacer alguna que otra girilla, porque en su época buena fueron muy, pero que muy grandes.


The Last Internationale (por Albert Vila)

Nacidos en Nueva York en 2008, este dúo formado por la espectacular vocalista Delila Paz y el guitarrista Edgey Pires se encomendaron a la misión de abanderar la lucha de clases y la liberación de la cultura indígina norteamericana a través de un rock and roll desbordante de energía. Las estrellas que cubren la bandera roja y negra que forma su logo y las bandas rojas que a veces se colocan en sus brazos dejan bien pocas dudas sobre un compromiso político del que siempre han hecho gala en todas sus entrevistas. Si bien los miembros oficiales de la banda son tansolo Delila y Edgey, en sus incendiarios directos les ha solido acompañar gente como Brad Wilk, el batería de Rage Against the Machine, Audioslave y Prophets of Rage y un personaje tan comprometido socialmente como ellos mismos.

Hasta ahora han publicado dos discos de estudio, los excelentes We Will Reign (2014) y Soul on Fire (2019), pero es en directo donde esta banda brilla con más fuerza. Algunos (pocos) de nosotros tuvimos la suerte de verlos hace un par de años en el Rock Fest de Barcelona, en una tarde en la que se solaparon con Accept y aglutinaron a cuatro gatos en la Rock Tent. Eso a ellos les dio exactamente lo mismo, ya que se marcaron un bolazo electrizante de puro rock and roll que nos dejó a todos titiritando.


The Baboon Show (por Jordi Tàrrega)

Radio Rebelde era el nombre de la estación de radio que usaban para transmitir su mensaje a la gente. Hemos visitado Cuba cuatro veces y tocado allí. Siempre ha sido fantástico. Cuba siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones. Y sí, hicieron cosas muy buenas. Se libraron del dictador fascista Batista y le devolvieron el país al pueblo. ¡Viva Cuba! (Niclas para Science of Noise)

Son una de las mejores bandas que han aparecido en los últimos diez años y Radio Rebelde me parece el disco de la pasada década, o si más no, estaría en el top 5 seguro. Desde Suecia apareció otra banda maravillosa de la que quedé prendado antes de saber de sus orientaciones políticas, que, por otro lado, no ocultan. El punk rock fue con lo que jugaron desde un inicio, pero su evolución hacia el rock ha sido estelar y sus dos últimas obras de estudio son geniales. Su nombre refleja lo que para ellos es la política actual: un show de monos que no nos lleva a parte alguna.

Les gusta vestir con algún sombrero militar y su amor por Cuba es más que evidente. Radio Rebelde es un homenaje al Ché Guevara y a la lucha del pueblo. Es más, en su último disco incluyen una maravillosa versión de una banda progresiva de los 70 Knutna Nävar, de clarísima connotación comunista. La letra es absolutamente potente y la calidad de la pieza ha hecho de ella un himno para el grupo. Cuando la interpretan en la parte final terminan todos frente al escenario con el puño levantado. También es un grupo que lleva la paridad a su máxima expresión combinando dos chicos con dos chicas. Cecilia lleva tatuado en el bíceps derecho el tatuaje de Girls to the front. También puedes ver en la estrella que tienen como logo algunas connotaciones políticas, pero yo diría que mas que nada hay una vertiente anticapitalista y una absoluta simpatía por el comunismo utópico que firmaríamos muchos. Ese que nunca ha llegado a darse en ninguna parte del mundo…

Su explosivo directo es llevado al extremo en entrega y Cecilia termina ya entre el público en el primer tema. Cuando han tocado en Barcelona en festivales han puesto las cosas muy difíciles a las siguientes bandas en aparecer, y algunas de ellas han hecho referencia a que habían flipado con ellos y ellas. Su próximo disco es absolutamente clave y estaremos ante la encrucijada de poder ver si el grupo da un salto mayor. Yo sólo os puedo decir que a todo el mundo que les he mostrado la banda ha quedado literalmente alucinado por la calidad que atesoran, pues ante todo, los temas son excepcionales y variados. Si todavía no les conoces toca meterte de lleno en Radio Rebelde. Y me gustaría remarcar que a pesar de ser republicano a muerte la banda de mi vida son los Ramones y eran de derechas. Siempre veré bien que en la música la gente se moje sea cual sea su ideología.


Panopticon (por Albert Vila)

Investigando sobre toda esta movida del metal y el comunismo me pegué de bruces con el movimiento llamado RABM, siglas Red Anarchist Black Metal que representan (qué no habrá, dentro del black metal, ¿verdad?). Dentro de este movimiento hay bandas tan extremadamente comprometidas y con portadas y letras tan explícitas como los italianos Larva Ov Cum, los americanos Samkara, los argentinos Profecium o los polacos Jarost Marksa, bandas bastante desconocidas que, precisamente quizás por su radical compromiso con una ideología que no tiene del todo buenas connotaciones en muchas partes del mundo, se han quedado en un reducto muy reducido, casi para freaks políticos. Fuera de aquí es complicado encontrar bandas más poupares que hayan expresado tan abiertamente su ideología más allá de, como comentamos al principio del artículo, ser de izquierdas o anti-capitalistas.

Aunque los neoyorkinos Wolves in the Throne Room se han visto catalogados de comunistas (y de todo lo contrario) muchas veces, me ha parecido aventurado incluirlos aquí, algo que si que voy a hacer con sus compatriotas Panopticon. En su caso, la temática de sus letras mezcla decididas reivindicaciones obreras con un discurso ecológico que les colocaría también dentro de ese nuevo movimiento llamado cascadian black metal (o black metal ecologista – será por movimientos -). Su disco Kentucky (2012) es probablemente su obra más conocida y está centrada en las penurias y la lucha obrera de los mineros de carbón de este estado norteamericano en los años setenta, incluyendo incluso tres versiones de canciones revolucionarias de la época. Musicalmente, esta banda liderada por Austin Dunn mezcla black metal con bluegrass y otros elementos del folk americano, resultando en una propuesta curiosa y verdaderamente interesante.

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