Perpetual Night – Anâtman

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 28 de abril de 2018
Discográfica: WormHoleDeath Records
 
Componentes:
César Ramírez - Voz, guitarra
Raúl Ríos - Guitarra
Carlos Garrido - Bajo

Temas

1. Anâtman (7:57)
2. Wild (5:18)
3. The Howling (6:12)
4. Nothing Remains (5:39)
5. His Darkness (4:54)
6. Raindrops (7:04)
7. Unpronounced Words (4:42)
8. Absence of Reality (5:26)

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Cuando escuchas por primera vez este precioso álbum, si nadie te dice de donde son, lo primero que te viene a la mente es que sean nórdicos. Pues bien, más al contrario, concretamente del sur de España. Este grupo formado en Granada, allá por el año 2012, ya dieron sus primeros pinitos en el formato EP, donde en el 2013 sacaron Voices of the Apocalypse y en el 2016 otro de nombre Mastery of God, para posteriormente combinarlos y sacarlo bajo el título de Between Light and Darkness (2017). La banda en sí son César Ramírez a la voz y guitarra, Raúl Ríos como la otra guitarra, Carlos Garrido a las cuatro cuerdas y el baterista fue un cambio de última hora, donde para la grabación del trabajo que hoy comentamos, contaron con Óscar Bravo (de grupos como Avulsed o Nightfear) y para los conciertos se les ha unido Mateo Novati (Eternal Storm).

Vamos a hablar de su primer larga duración, titulado Anâtman (2018) (que es una palabra de carácter budista, que significa “insustancialidad” o “ausencia de un alma”, cosa que por cierto no pasa en el álbum). Como he comentado, beben muy mucho del death metal melódico nórdico, aunque no os imaginéis a los nuevos In Flames (los de los 90 eh), por poner un ejemplo. Tiran más hacia Insomnium, con su mezcla de melodeath y doom, a la vez que tienen unos toques de metal progresivo y tal como usan el teclado, más el plus añadido de la colaboración especial en un tema, de la voz de Raquel Eugenio, les da un aire ambient o avant-garde en ciertos pasajes de las canciones.

Es un trabajo muy bien realizado, de muchísima calidad, donde todo se ha tratado hasta el último detalle y mimado al máximo. En general es un death de corte pausado, no demasiado enérgico, con partes diferentes entre canciones y cambios donde de momentos más salvajes pasamos a otros más tranquilos, incluso introspectivos, de reflexión, de hecho, como acostumbra a pasar en este tipo de bandas que fusionan estos estilos.

Comenzamos con una gran canción, la que da título al disco, un temazo de casi ocho minutos de duración que sirve a modo de muestra de qué nos vamos  a encontrar en el disco. Debo decir que el videoclip de la canción es muy bueno y está grabado de forma exquisita con una super producción de banda top. Empieza con un punteo de guitarra melódico que será la base de la canción y que sirve como intro, con un poco de sonido ambient y voz susurrante, para posteriormente variar el tempo y pasar a una fase poderosa de death melódico y partes orquestales y así juegan durante toda la canción, intercalando con el punteo antes descrito. Aunque sea larga, no se hace repetitiva, ya que combinan muy bien los cambios y acaba siendo una canción epopeya con diferentes matices.

Continuamos con “Wild”, de largo la canción más cañera del disco, cañero en el sentido de rápida, de death atronador a lo At the Gates, aunque dura poco (para mi gusto) ya que volvemos con lo ambiental acompañada de un violín, todo ello aporta una melodía melancólica con una parte lenta con gritos directos y desgarradores con un gran solo de guitarra.

La siguiente versión es “The Howling” donde entra la voz de la antes comentada Raquel Eugenio. Aquí nos presentan un tema de corte más “comercial” con riffs pegadizos, un teclado de base ambiental y un punteo de guitarra (técnica recurrente como iremos viendo) a modo de intro, para deleitarnos con la voz femenina totalmente melódica, combinando perfectamente con la voz death growl de César juntando unas guitarras muy armónicas (a lo In Flames early years).

En “Nothing Remains” tenemos un tema curioso, duro con riffs pesados y un doble bombo sin parar. La canción tiene un cierto toque “oriental” por los aportes del teclado y los punteos y posterior solo de guitarra.

“His Darkness”, a modo de break del disco, nos ofrecen una versión lenta y melancólica de atmósfera pesada, muy doom. Con “Raindrops” continuamos con el doom y atmósferas místicas, aunque me gusta más que la anterior, aunque sea un tema muy lento y oscuro.

Volvemos un poco a los comienzos con “Unpronounced Words” con el death melódico sueco, con unas voces en los coros que quedan muy bien implementadas.

Y acabamos el disco con otra canción que continua con la senda del doom, en “Absence of Reality” nos encontramos un tema con un punto técnico o progresivo, intercalando partes lentas de teclado en modo ambient y punteos de guitarra con riffs pesados y gritos desgarradores.

Después de desgranar este álbum, ¿Qué podemos comentar? Perpetual Night nos obsequia con un trabajo muy sólido y preciosista, una mezcla perfecta de death melódico y doom a partes iguales. Podemos encontrar partes más enérgicas y agresivas (predominan poco, eso sí) con cambios a atmósferas pesadas, melancólicas y oscuras y otros momentos más ambient y llenos de solos pausados y punteos que le dan un toque refinado y trabajado.

Este disco hará las delicias de los que buscan este tipo de estilo, lleno de matices, cambios, “subidas y bajadas”, solos variados y con mucha técnica, con momentos progresivos e incluso con toques avant-garde. A los fans de grupos como los antes citados Insomnium, Omniun Gatherum (donde beben bastante de ellos, sobre todo los primeros) u otra banda sueca de características similares como es An Abstract Illusion, incluso si eres fan de otro estilo más como Alcest o los míticos Agalloch, este Anâtman también te encantará y es de obligada escucha. A los que son más de tralla, también tiene sus momentos cañeros, aunque pocos, pero igualmente se merece oírlos. Es más, el 15 de septiembre los tendremos en la sala Monasterio, junto a Vikingore y Angoixa, o sea, que es una muy buena oportunidad de ver en directo como se desenvuelven mientras vamos escuchando este gran trabajo.

Fotografía: Eric Benajes
Dídac Olivé
Sobre Dídac Olivé 176 Artículos
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.