Crónica y fotos del Ripollet Rock - Parc dels Pinetons (Ripollet), 25 de Agosto de 2017

Loudness reinan en el 25 aniversario del Ripollet Rock

Datos del Concierto

Ripollet Rock

Bandas:
Loudness + Crystal Viper + Jaded Heart + Regresion + Rising Core
 
Fecha: 25 de Agosto de 2017
Lugar: Parc dels Pinetons (Ripollet)
Promotora: Asociación Ripollet Rock
Asistencia aproximada: 6000 personas

Fotos

Fotos por Albert Vila

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Lo voy a confesar: nunca antes había ido al Ripollet Rock. Sí, ya lo sé, este festival es una institución dentro del metal catalán, hace 25 años que se hace y yo vivo a unos escasos y cómodos veinte minutos de la ciudad vallesana, pero tengo un par de buenas justificaciones para ello. La primera es que suele coincidir con la Festa Major de mi propia ciudad, evento generalmente ineludible para mí. La segunda es que su propuesta, especialmente centrada en el heavy metal más clásico, nunca ha acabado de ser del todo santo de mi devoción. Así pues, ¿por qué he ido este año? Aquí tengo hasta tres razones. En primer lugar porque no hay solapación con mi Festa Major (que esta vez es la semana siguiente). Después, porque este es el primer año que tenemos a Science of Noise en marcha, y este festival es un evento con una solera y una calidad que, por puro interés periodístico, merece ser cubierto. El tercero y último es que aunque el heavy metal clásico no sea un estilo que me ponga habitualmente en casa, puedo contar con los dedos de una mano los conciertos del género en los que no me lo haya pasado pipa. Y hoy no ha sido tampoco una excepción.

El Ripollet Rock, que este año celebra su 25 aniversario (lo que se dice pronto) se enmarca en la celebración de la Festa Major de Ripollet. Por ello, para acceder al recinto desde el inmenso parking es necesario pasar al lado de una no menos gigantesca feria reggeatonera y anticlimática. Superado el pavor, se nota que los chicos de la Asociación Ripollet Rock llevan montando esto desde hace un porrón de tiempo, ya que aparte de la inexplicable lentitud de las barras y del puesto de merchandising oficial, todo está preparado al dedillo y funciona a la perfección, aunando heavies clásicos y no tan clásicos de todas las edades y pelajes con locales con curiosidad para ver qué se cocía entre las hordas de rock que se reunían hoy aquí. Así como otros años habían traído a bandas algo más tralleras como Stained Blood o Blaze Out, en esta ocasión el cartel era jebi por los cuatro costados, siendo quizás los Rising Core el grupo que más se escapaba de esta definición, aun sin acabar de hacerlo del todo.

Rising Core

Después de que dos miembros de la organización se encargaran de presentar esta edición del festival y de introducir a la banda tal y como iban a hacer en cada cambio de grupo, saltaron al escenario los egarenses Rising Core, dispuestos a dar el pistoletazo de salida a una interesante noche. Es tradición que cada año abra la velada una banda local, y Rising Core lo es solo un poco, ya que únicamente el bajista Juanfran proviene de Ripollet. Los de Terrassa presentaban hoy mismo su segundo disco, llamado Under Thoughts, que ahonda y perfecciona un estilo que, simplificando, aúna el heavy metal progresivo en la vena de Queensrÿche con algo mucho más moderno, quizás cercano a bandas como Evanescence por el hecho de contar con una vocalista como la sobria y potente Verónica Galindo.

Con una excelente ejecución y, especialmente, la demostración constante de las habilidades de Juan Martín a la guitarra, Rising Core estuvieron bien pero no acabaron de sonar del todo compactos o contundentes, y entre esto y que su propuesta es en muchos momentos más atmosférica y dramática que directa, la generosa cantidad de público que ya se congregaba delante del escenario no se enganchó con excesiva pasión a su concierto. El repertorio estuvo sobre todo basado en su segundo disco, con la excepción de «Feel the Wind» y «Pain Inside», pertenecientes a su début. Los momentos que a mí más me gustaron fueron quizás la épica «Broken», la misteriosa y casi gótica «Reunion» o la muy progresiva «Better Choices», y aunque sin duda podemos calificar su concierto como bueno, para mí les faltó un algo para acabar de convencer del todo tanto al respetable como a mí mismo.

Setlist Rising Core:
When the Fall Begins
Going Up
Feel the Wind
Broken
Pain Inside
Reunion
Fallen
Better Choices

Regresión

Y ese algo es quizás justamente lo que sí que tuvieron los barceloneses Regresión. Con temas pegadizos, una propuesta inmediata, cañera, directa y macarra, el soporte del magnífico Terra Ignis, publicado hace pocos meses, y la evidencia de que van sobrados de confianza y experiencia sobre el escenario, el quinteto catalán sí que consiguió atrapar a los que se congregaron para verlos, que respondieron bien independientemente de sí les conocían o no. Bebiendo de clásicos del género como Judas, Accept, Motörhead o los propios Obús, Regresión tienen muy claro lo que quieren hacer, y por eso mismo lo hacen muy bien, sonando en todo momento creíbles, cañeros y compactos en su indisimulado homenaje a un rock n’ roll metálico, fresco y honesto tanto musical como líricamente. El concierto empezó con dos de sus temas más resultones, «Gritos en la Oscuridad» y «5 de Noviembre», para continuar galopando de forma muy dinámica con cortes como «1000 Sirenas» o «Cautivo».

Para mi gusto, quizás porque me lo he trillado mucho más, los temas de Terra Ignis destacan claramente por encima de la mayor parte de su producción anterior, y me sorprendió que solo decidieran incluir tres cortes de este nuevo álbum en el setlist. Mientras canciones como «Llévame Contigo» o «No nos van a parar» me suenan un pelín añejas, la mencionada «Gritos en la Oscuridad», la antémica, vacilona y muy coreada «Quién Soy Yo (Sin el Puto Rock n’ Roll)» o la potente «Puño de Hierro», un homenaje a Motörhead en nombre, estilo y portada, suenan como un auténtico cañón. Para esta última, y al igual que en el disco, la banda contó con la colaboración de un extravagante y carismático Víctor de Andrés, guitarrista de los riojanos Zenobia, cuya guitarra no se escuchó, por cierto, hasta bien entrado su solo a media canción. Víctor también se quedó para echar una mano en la interpretación de «Estrella del Rock», el tema con el que cerraron un concierto al nivel de bandas mucho más conocidas que ellos. Dinámicos y divertidos, consiguieron un sonido excelente y una ejecución impecable que seguro que les pondrá en el radar de muchos que aún no los conocían.

Setlist Regresión:
Gritos en la Oscuridad
5 de Noviembre
1000 Sirenas
Un Día como Hoy
Cautivo
Llévame Contigo
Quién Soy Yo (Sin el Puto Rock n’ Roll)
No Nos Van a Parar
Puño de Hierro
Estrella del Rock

Jaded Heart

Antes de la presentación de rigor de la siguiente banda, se subió al escenario un jebi greñudo que resultó ser el alcalde de Ripollet, lo que es una sorpresa muy apropiada para una ciudad que ha demostrado mil veces que lleva el rock en las venas. Éste aprovechó para felicitar al festival en sus 25 años y desearle su continuidad durante 25 más, mientras que la organización también agarró la oportunidad para devolverle los piropos, desearle una larga estancia al frente del consistorio vallesano y pedirle algo más de presupuesto en tono jocoso. Ante tanto amor, qué mejor que dar paso sobre el escenario a los alemanes Jaded Heart, a priori la banda que tenía más ganas de ver de todas las que conformaban el cartel de esta noche. Su hard rock melódico, alegre y festivo con decididos toques de heavy metal, es una propuesta con la que suelo conectar bastante bien, y los de Duisburgo tienen un abanico de canciones realmente disfrutables. El concierto no estuvo tampoco mal, las canciones estan definitivamente ahí y ellos son sin duda encantadores, pero por desgracia la cosa no me acabó de sonar del todo como me tendría que haber sonado.

Para empezar, se notó la ausencia de su segundo guitarrista Masa Eto, que por motivos personales no pudo estar sobre el escenario, con lo que demasiadas veces faltó algo de punch en las guitarras. Por otro lado, en más de una ocasión el encantador y altísimo vocalista Johan Fahlberg no consiguió afinar del todo, cosa que desembocó, por momentos, en una cierta falta de cohesión algo desagradable. La base rítmica formada por Kevin Kott (de Masterplan, que sustituyó hoy a Bodo) a la batería y el cachondo bajista Michael Müller fué impecable en todo momento, y al final la actitud confiada y alegre de la banda pesó más que las imperfecciones y logró contagiar a aquellos que les estaban haciendo caso mediante temas festivos y bailables como la inicial y metalera «No Reason», la saltarina y melódica «Run and Hide» o la pegadiza «Nightmare’s Over».

Lo que pasa habitualmente en festivales como éste, de todas maneras, y más aún al ser gratis, es que muchos presentes estan ahí más por la fiesta o por el venir cada año que para ver a unas bandas que, a pesar de ir sobradas de calidad y tablas, no son punteras en temas de exposición o convocatoria, con lo que la mayoría de gente ni los conoce ni se ha preocupado por conocerlos (lo que ojo, no critico eh, solo constato). Por ello, aunque delante del escenario siempre daba la sensación de estar lleno, muchos de los intentos de interacción por parte de las bandas fueron recibidos con cierta indiferencia, como algun «oé-oé» que intentó iniciar un voluntarioso Peter Östros y que, tristemente, solo se puede calificar como fracaso. De hecho, a medida que avanzaba el concierto de Jaded Heart se fueron abriendo bastantes huecos en las primeras filas, lo que no evitó que la banda se lo pasara en grande y diera constantes muestras de amor y buen rollo de cara al público y entre ellos mimos.

De hecho, justo antes de «Schizophrenic», y entre algun «Salut i força al canut» que otro, Johan hizo la única referencia que escuchamos en toda la noche a los atentados de las Ramblas de la semana anterior, excusa para promover el amor entre todos y el rechazo frontal a aquellos que se mueven por odio. Y evidentemente, el mundo del rock es un ejemplo maravilloso: aquí, fuera de los grandes círculos, estamos todos por amor a esto: promotores, bandas, medios, fotógrafos, voluntarios… casi nadie espera conseguir un beneficio material demasiado boyante, pero la motivación de todos es, puramente, el amor y la pasión por la música y por el rock. Y esto nos une más allá de fronteras, de raza, de edad y de credo. Y es que si el mundo fuera rock, nos iría bastante mejor a todos.

Dicho esto, entramos en la recta final del concierto con «Rescue Me» y la azucarada «With You», que dan paso para acabar al que es, sin duda, el tema más conocido de esta gente: la versión de «Paid My Dues» de Anastacia. Este tema es un temazo absurdísimo, pegadizo y motivante, y aunque aquí también lo fué, sonó mucho más sucia que lo que nos acostumbra el disco, donde quizás está algo sobreproducida. Además, Johan se empeñó en cambiar la melodía de algunas frases, generando una frustración indescriptible (que le puedo perdonar eh, no os creais) en aquellos espectadores, como yo mismo, que esperábamos ese momento para dejarnos las cuerdas vocales con su super-pegadizo y antémico estribillo. Un buen concierto el de Jaded Heart, indudablemente lejos de la perfección por culpa de una cierta falta de cohesión en el sonido y, a veces, en la voz. Aunque mi apreciación por ellos a nivel personal creció al verlos sobre el escenario, de alguna forma u otra creo que esperaba algo más a nivel musical.

Setlist Jaded Heart:
No Reason
Godforsaken
Run and Hide
Saints Denied
Justice Is Deserved
Not in a Million Years
Nightmare’s Over
Love Is a Killer
Schizophrenic
Rescue Me
With You
Paid My Dues

Loudness

Es curioso lo de los japoneses Loudness. Después de treinta y cinco años de carrera en los que pensábamos que ya no se iban a dignar nunca a pisar nuestros escenarios, de golpe y porrazo le estan cogiendo el gustillo a presentarse por aquí cada verano. En 2016 y 2017 vinieron en el marco del Rock Fest BCN, en el que triunfaron sin paliativos. Este año trasladan su maquinaria una quincena de quilómetros al oeste de Can Zam para encabezar el cartel de la vigésimoquinta edición del Ripollet Rock. Tal y como comentaba antes, tampoco es que sobre el papel el heavy metal más clásico que abanderan bandas como Loudness sea mi estilo favorito, y por ello he de confesar que, a riesgo de que a alguién le entre la urgencia de arrojarme algun objeto que haga me daño, aun y asistir a los mencionados Rock Fest, en ambos casos me perdí (léase «ignoré») la descarga de la banda japonesa. Y la verdad es que una de las razones por las cuáles me animé a venir a Ripollet este año fué para verlos por fin en un entorno en el que no tuviera que buscar una banda que no me dijera nada para, por fin, irme a cenar o a sentarme un poco.

Y ciertamente Loudness no se dejaron nada en el tintero y ejercieron de cabeza de cartel de altura, disfrutando de un sonido impecable, nítido, compacto y potente, y ofreciendo una planta magnífica sobre el escenario, sobretodo por parte del imponente batería Masyuki Suzuki y del icónico guitarrista Akira Takasaki, que demostró en todo momento que su fama de guitar god y de virtuoso de la guitarra es más que merecida. Con su icónica pinta más o menos juvenil a sus cercanos sesenta años (como si fuera joven en los noventa, digamos, con gorra del revés y pantalones de skater), Akira hizo las delicias de todos con un catálogo de riffs jebis, poses extravagantes y solos dramáticos para parar un tren. De hecho, todo el mundo tiene asumido que sus habilidades son uno de los grandes reclamos de la banda, con lo que en quizás más ocasiones de las necesarias lo hicieron venir bien para que se pudiera lucir en algun solo a veces innecesario. En todo caso, parte de un espectáculo que rayó a un altísimo nivel y que, personalmente, disfruté sin demasiadas reservas.

Cuando una banda empieza su concierto con su mayor hit es garantía de que: uno) la gente se enganchará desde el primer momento y dos) el grupo no viene a guardarse nada. Y Loudness vinieron a hacer exactamente eso cuando empezaron a sonar los acordes de la archiconocida «Crazy Night», que el público coreó con pasión. El tema es magnífico y capaz de levantar a un muerto gracias a sus infecciosos riffs y su poderoso estribillo, gritado al unisono por los miles de metaleros que llenaban prácticamente el recinto del festival. A partir de ahí, y como no podía ser de otra manera, todo vino rodado. Aunque Loudness se inspiraran, por un lado, en el hard rock / heavy metal / sleaze rock americano de sonido ochentero y ultra comprimido y, por otro, en los riffs veloces y casi speed metaleros de la NWOBHM, siempre se las han apañado para mantener un marcado componente puramente japonés en su propuesta visual y sonora, tanto que a veces, gracias al timbre de voz de Minoru Niihara, dá la sensación que algun tema está cantado en este idioma. Han pasado los años, pero Loudness se mantienen, al lado quizás de X Japan, como uno de los grandes iconos del heavy metal en el país nipón.

El cuarteto mantiene casi milagrosamente el mismo line up con el que que empezó su andadura en 1981, con la única e inevitable baja del desgraciadamente fallecido batería Munetaka Higuchi. Desde entonces, los japoneses, notoriamente promiscuos en sus visitas al estudio de grabación, han publicado la friolera de 26 discos con niveles de éxito variables. Aunque por supuesto, como todo el mundo esperaba y no podía ser de otra manera, la mayoría del setlist lo formaron sus temas más clásicos, también hubo un pequeño lugar para enseñarnos el tema que da nombre a su última entrega, titulada The Sun Will Rise Again y publicada en 2014. Y la verdad es que si no me cuentan que es un tema reciente y que, como tal, parece que nos lo tenemos que tomar casi como un compromiso, hubiera dicho que su impresionante riffaco fué uno de los mejores momentos de todo su repertorio de hoy. Tras un pequeño bache en el que juntaron un par de baladas demasiado seguidas que hicieron que, personalmente, perdiera un poco la atención, encararon la recta final de su concierto con un cuarteto de auténtico lujo que incluso un espectador casual como yo supo apreciar y disfrutar con total motivación: «Metal Mad», «In the Mirror», «Crazy Doctor» y «S.D.I.» fueron cuatro trallazos que, entre algun que otro desvarío neoclásico por parte de Akira, bordearon el speed metal más incisivo y que sirvieron para acabar de forma apoteósica y extasiante con un show impecable tanto en sonido como en canciones, actitud y respuesta del público, otorgándoles la merecida corona de grandes triunfadores del día.

Setlist Loudness:
Crazy Nights
Like Hell
Heavy Chains
Loudness
Black Wall
Let It Go
Black Star Oblivion
Ares’ Lament
To Be Demon
Rock This Way
The Sun Will Rise Again
Metal Mad
In the Mirror
Crazy Doctor
S.D.I.

Crystal Viper

Durante toda la noche la organización fué entregando participaciones para el sorteo de una guitarra firmada a todos aquellos que se gastaran más de diez euros en la barra o el merchandising (y ya os digo yo que fueron unos cuantos, ya que tanto la barra como el merchandising estaban abarrotados en todo momento). Con la ayuda de la mano inocente de Michael Müller, el bajista de Jaded Heart, un tío con constantes ganas de gresca que se apuntaría a un bombardeo, acabaron sacando un número que dió por ganador a un satisfecho muchacho de Horta que, aunque feliz, tuvo que lidiar con el engorro de tener que llevar su premio hasta Barcelona en moto y sin funda (aún suerte que no llovía). Después de la celebración y las felicitaciones de múltiples desconocidos, tocaba volver de nuevo la vista al escenario para empezar a bajar el telón de esta edición del festival con el grupo más decididamente jebi, tanto musical como visualmente.

Mientras Crystal Viper se preparaban para salir al escenario bajo las solemnes notas de una intro majestuosa y la presencia del cartel de fondo más grande de la noche (de largo), nos habían dado ya las tres, con lo que un buen puñado de asistentes estaban empezando a desfilar hacia sus casas. Y aunque les entiendo, la verdad es que hicieron mal, ya que los polacos, enfundados en cuero de arriba a abajo, dieron un bolazo de puro heavy metal de mucho cuidado. Con abundancia de clichés deliciosos y de poses über-metaleras que merecieron abundantes cuernos como respuesta, el cuarteto liderado por la pequeña y eléctrica Marta Gabriel, acaparadora de todas las miradas y con una voz impecable a la que no se le escapó una nota en toda la noche, fué desgranando temazos antémicos uno tras de otro, consiguiendo que todos los que aún quedaban se rindieran a su contundencia y precisión. Así como en disco podían parecerse a un abanico de cosas que iban desde Warlock y Doro Pesch hasta Battle Beast, Manowar o los propios Iron Maiden, sobre el escenario Crystal Viper adquirieron una personalidad propia, apoyada en la contundente batería de Golem, en la apasionada presencia escéncia del bajista Blazej Grygiel, en la habilidad a las seis cuerdas de Andy Wave y en la voz y el indudable magnetismo de Marta.

Los primeros compases del concierto fueron algo desconcertantes, ya que se olía solo batería y voz, pero rápidamente los técnicos consiguieron subsanar el error, y los polacos sonaron como una apisonadora durante la hora larga de la que dispusieron. Con canciones que abarcaron los seis discos que forman su discografía (con la excepción de Possession), convencieron tanto en los temas más rápidos como «Flames and Blood» como en las más lentas y solemnes como «When the Sun Goes Down», e himnos como la inicial «The Witch is Black», «Night of the Sin» o una «I Fear No Evil» que Maria anunció como su favorita del último álbum, sacudieron la cabeza del más pintado. Depués de que «Do or Die» y «The Last Axemen» me recordaran que, aunque el heavy metal clásico sea un estilo que no me vaya a poner en mi casa, en directo lo disfruto como nadie, Crystal Viper encarararon la recta final con un dúo excelente formado por la lenta y casi doomera «Sleeping Swords», un temazo durante el que el bueno de Michael Müller (de nuevo, el bajista de Jaded Heart), salió toalla en mano a secar la calvorota de Golem entre las risas de la banda y el público, y su clásico «Metal Nation». Cuando ya todos dábamos por sentado que eso era todo (y de hecho, a mí me pillaron de camino al baño y a la salida), los polacos volvieron a aparecer inesperadamente sobre el escenario para tocar su versión del «See You in Hell» de Grim Reaper. En esta ocasión Maria dejó la guitarra en el camerino y se dedicó a brincar de un lado a otro para, ahora sí, poner el colofón final a una actuación brillante que, almenos a mí, me dejó totalmente convencido.

Y con ello completamos la edición más exitosa de la historia del Ripollet Rock, con más de 6000 espectadores, lo que es una burrada, y que consolida al festival como uno de los grandes del circuito nacional y como una cita ineludible en el panorama metalero catalán del verano. En el haber: un cartel completo y variado con unas bandas sólidas y de calidad, un equipo técnico, una infraestructura y un sonido (en general) impecable y el imperante buen rollo entre todos los asistentes y también con la organización. A mejorar, según me contaban los veteranos, lo de siempre: las esperas en las barras y la acumulación de gente en la caseta de merchandising pueden ser totalmente exasperantes. Si se le pone una solución a esto, yo creo que estamos ante un evento que goza de una organización prácticamente perfecta, así que como ya dijo el propio alcalde de Ripollet, ¡ojalá haya Ripollet Rock para 25 años más!

Setlist Crystal Viper:
The Witch Is Back
Night Prowler
Night Of The Sin
Witch’s Mark
When The Sun Goes Down
Flames And Blood
Greed Is Blind
I Fear No Evil
Do Or Die
The Last Axeman
Sleeping Swords
Metal Nation

See You In Hell

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Sobre Albert Vila 951 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.