Los 5 primeros recuerdos musicales de… Patricia Ferrández

Según algunas religiones, es la criatura la que elige a los padres para venir al mundo… Sin duda, si yo elegí mi familia es para conocer a mi hermana mayor. Ella fue mi modelo durante toda mi infancia. Si cierro los ojos y me traslado a los ochenta, aún veo su imagen nítida: su pelo cardado, su flequillo lacado, mascando chicle, con sus pendientes de aro enormes, con su camiseta de Loquillo y sus hombreras, su chaleco con flecos y sus pantalones de cuero. Su influencia era tal que, como anécdota, en casa siempre cuentan que un día, una dependienta que pretendía vendernos un pijama para mí, desesperada al no gustarme ninguno de los monísimos modelos que tenía, me dijo: “Pero niña, tú qué pijama quieres”. Mi respuesta fue contundente: “Yo quiero un pijama de cuero”.

De ella mamé mi base heavy, aunque posteriormente mi evolución fuera otra. Por eso hoy, como pequeño homenaje, quisiera hacer mi top 5 sobre las cinco primeras canciones que recuerdo. Os asombrará que falte Parchís o Xuxa… y es que mi casa era algo especial…

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MALDITO SEA TU NOMBRE – Ángeles del infierno

Fue la primera canción que recuerdo haber escuchado conscientemente, la primera canción que recuerdo haber cantado, la primera canción que recuerdo que me provocara un sentimiento de subidón (el sentimiento que se siente, ya sabéis, cuando se escucha un temazo en un bar, en un concierto o en el coche).

La cantábamos a todas horas… hasta tal punto que tuve un pequeño problemilla: la confundía con el “cumpleaños feliz”… Así que, cuando alguien decía que era su día, yo le cantaba “Maldito sea tu nombre…” en vez de “cumpleaños feliz…”.

 

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NO ERES NADIE – Sangre azul

Sí, mi hermana era muy glam. Recuerdo haber bailoteado esta canción como si de Beyoncé se tratara. Claro, comparado con Ángeles del infierno, esto era muy happy para mí.

Me encantaba el tema porque la música era alegre, aunque la letra no acompañara.

También recuerdo que, cuando vi las pintas de los componentes… no entendía por qué los chicos se vestían como mi hermana… y pensaba que, quizás, era ella la que se vestía como un chico… Hasta que llegó a nuestra vida Siniestro total.

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PUEBLOS DEL MUNDO… ¡EXTINGUIOS! – Siniestro total

No puedo describir lo que este grupo significó para la relación con mi hermana… ¡Siniestro total lo era todo!

Si bien es cierto que disfrutábamos mucho cantando “Y bailaré sobre tu tumba”, la publicación de Me gusta cómo andas fue un punto de inflexión para nosotras. Creo que jamás hemos vuelto a emocionarnos tanto cantando una canción juntas. Mi padre (bastante transigente con la música en el coche), nos la ponía una y otra vez porque le hacía mucha gracia vernos juntas cantándola.

Además, me encantaban físicamente… Su vestimenta, su forma de actuar, su manera de hablar… Me parecían tan varoniles que contrastaban con la imagen que daban Bon Jovi, Europe o los propios Sangre Azul.

 

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FINAL COUNTOWN – Europe

Creo que los primeros cuernos que puse fueron con esta canción. The final countdown, tinonino tinoninoniiiiiiii.

Mi hermana solía hacer recopilatorios de las canciones que más le gustaban y solíamos escuchar cassettes variados; sin embargo, este fue el primer recuerdo que tengo de disfrutar de un disco entero, no reconocer algunas canciones aisladas. La gran balada Carrie, las que me hacían mover la cabeza hacia adelante y hacia atrás, Rock the Night y Cherokee, Ninja… pero, sin duda, LA canción, con la que íbamos cantando camino del río en el pueblo, con los amigos de mi hermana; con la que disfrutábamos cada año en las fiestas del pueblo, con las bandas que la versionaban; con la que, como he dicho, recuerdo mis primeros cuernos… es, sin duda, The final countdown.

 

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NOTHING ELSE MATTERS – Metallica

Y como es mi Top 5, haré un poquito de trampa… Esta no es la primera canción de Metallica que recuerdo, pero sí la que recuerdo con un sentimiento especial. Master of puppets había sonado mucho por casa… y a mí me entusiasmaba, sobre todo por el headbanging de mi hermana y sus amigos melenudos (siempre me encantaron los chicos con pelo largo)… Sin embargo, cuando escuchábamos Nothing else matters tenía sentimientos encontrados: por una parte, sinceramente, me producía aburrimiento ya que lo que a mí me entusiasmaba era el movimiento, sentirme libre, bailar, cantar a voz en grito los trocitos de canciones que había ido memorizando… pero esta canción, igual que Always de Bon Jovi, Still loving you de Scorpions o inclusive Is this love de Whitesnake, no me ofrecían esa posibilidad; por otra parte, sabía reconocer el encanto que tenían las baladas. Veía que, pese a producirme cierto bajón, había algo único en los temas más lentos heavies. Así que cuando empecé a escucha el tópico aquel que dice que las mejores baladas son las de las bandas heavies, yo ya lo sabía desde hacía mucho tiempo.

Además, con el tiempo, aprendí a apreciar el recopilatorio de baladas de mi hermana y a entender que, cuando eso sonaba por casa, era señal de algo.

Musicalmente me quedé anclada mucho tiempo en los ochenta. Tanto que, de jovenzuela, cuando pedía una canción en un bar, la respuesta del DJ solía ser: “Pero niña, cuando eso sonaba tú aún debías de estar en la cuna”. Posteriormente, pese a que he incluido diferentes tipos de heavy en la banda sonora de mi vida, nada ha sido tan importante para mí como el Hard Rock y el Glam.