Dream Theater – Metropolis Pt. II: Scenes From a Memory (Especial 20º Aniversario)

Ficha técnica

Publicado el 26 de octubre de 1999
Discográfica: Def Jam Recordings
 
Componentes:
James LaBrie – Voz
John Petrucci – Guitarra
John Myung – Bajo
Mike Portnoy – Batería
Jordan Rudess – Teclados

Temas

Act I
1. Scene One: Regression (2:06)
2. Scene Two: I. Overture 1928 (3:37)
3. Scene Two: II. Strange Deja Vu (5:12)
4. Scene Three: I. Through My Words (1:02)
5. Scene Three: II. Fatal Tragedy (6:49)
6. Scene Four: Beyond This Life (11:22)
7. Scene Five: Through Her Eyes (5:29)

Act II
8. Scene Six: Home (12:53)
9. Scene Seven: I. the Dance of Eternity (6:13)
10. Scene Seven: II. One Last Time (3:46)
11. Scene Eight: The Spirit Carries On (6:38)
12. Scene Nine: Finally Free (11:59)

Multimedia




Escucha y compra

Este disco en Amazon: Dream Theater – Metropolis Pt. II: Scenes From a Memory (Especial 20º Aniversario)
Todos los discos de Dream Theater en Amazon


Son muchos los hitos artísticos que tienen su leyenda detrás. El Scenes From a Memory de Dream Theater también tiene la suya, aunque sea una historia que se haya repetido anteriormente. No son pocas las cosas especiales que han nacido en momentos desesperados y el quinto álbum de la banda por excelencia de rock progresivo moderno nació en esas circunstancias. Porque si Final Fantasy, el juego bandera de la compañía Square y una de las sagas más famosas de la historia del videojuego, recibió ese nombre porque estaba destinado a ser el último juego de la compañía antes de su cierre por bancarrota lo mismo podemos decir de este álbum. Después de “Falling Into Infinity”, un disco a mi entender incomprendido y del que la banda siempre ha renegado por estar demasiado dirigido por su discográfica, el grupo se planteó seriamente dejarlo según palabras de Mike Portnoy, miembro fundador y corazón de la banda durante muchos años. En esas circunstancias y con la idea de realizar un último intento que satisficiera a público y a creadores por igual nació el concepto de realizar una segunda parte sobre una de las canciones fetiche del grupo. Tantas veces escucharon aquello de “¿para cuándo una segunda parte de Metrópolis?“ que al final se decidieron a hacerlo. Ese fue el germen de la fantasía final de Dream Theater, uno de los discos de rock progresivo más influyentes de la historia de la música y, sin duda, el favorito de sus seguidores.

El disco narra la historia de Nicholas, un hombre que a través de un proceso hipnótico recuerda una vida anterior, la de una chica asesinada trágicamente de nombre Victoria. Ese es el hilo narrativo que conduce el álbum, pero Scenes From a Memory es sobre todo un viaje de sonidos, una increíble mezcolanza entre melodías dulces, intrincados ritmos frenéticos y virtuosismo musical. Pero ya se escucha el tic tac del reloj, estamos sentados en el diván y eso significa que el viaje empieza ya.

“Regression” es la primera canción del álbum. Nos presenta la introducción a la hipnosis de Nicholas a través de un tema dirigido por la guitarra acústica de John Petrucci. La melodía y estribillo de “Regression” se repetirá a lo largo de todo el disco con diferentes tonos y velocidades, y de algún modo anuncia lo variado de las canciones del álbum entre sí. Después de la regresión nos trasladamos a “Overture 1928”, un viaje de más de siete décadas respecto al año de publicación del disco y que representa el viaje a una vida anterior del protagonista de la historia. Probablemente si me he animado a escribir esto y me considero un fan acérrimo de la banda es por el impacto que me generó el “Overture 1928” en su día. Cuando pienso en Dream Theater la primera idea, el primer sonido que me viene a la cabeza, es esa introducción de batería que parece llegar del más allá y que se va acercando para arrasarlo todo. Además de ese cariño personal probablemente todo el que haya escuchado el disco coincidirá en que es uno de las temas de la banda que más buen rollo transmite. Una canción instrumental, rápida, de tono jovial y donde se empiezan a entremezclar la guitarra, el bajo y los teclados en una amalgama de notas que será una constante a lo largo de todo el álbum. Supongo que cuando se compuso este tema no pasaba por la cabeza de Dream Theater el término happy metal, pero hay mucha felicidad en cada una de las notas que forman el “Overture 1928”. Con la finalización de la obertura llega “Strange Deja Vu”, una exhibición de metal melódico terriblemente sexy y donde se empieza a vislumbrar la importancia que durante todo el disco va a tener el, por aquella época, recién llegado Jordan Rudess a los teclados. “Overture 1928” y “Strange Deja Vu” son dos temas totalmente conectados en el disco y suelen ser tocados conjuntamente cuando aparecen en el setlist de turno de la banda, siendo dos de las canciones cortas más celebradas del grupo.

Acto seguido llega “Through my Words”, una brevísima balada de piano que se te clava en el corazón con la belleza de su letra y que da entrada a esa locura épica que responde al nombre de “Fatal Tragedy”, un tema donde desde el primer al último miembro de la banda parecen completamente desatados y dando lo mejor de sí mismos. Su letra, su parte instrumental, la voz de LaBrie, los solos de Petrucci y Rudess, el bajo de Myung y la batería desbocada de Portnoy. Todo en “Fatal Tragedy” es absolutamente descomunal y demuestra que nos encontramos ante una obra maestra del metal progresivo. El poderoso riff con el que comienza «Beyond This Life» ya advierte de que el listón fijado por las anteriores canciones se va a seguir manteniendo durante el resto del álbum. Una canción que combina una velocidad endiablada, con secuencias metaleras aplastantes y momentos líricos que te invitan a llenar los pulmones de aire. Y para cerrar el primer acto de esta historia «Through Her Eyes», un tema tranquilo para recuperar energías después de la brutal descarga de los dos temas anteriores con un precioso punteo de Petrucci y un gran trabajo del siempre discutido LaBrie.

Para comenzar el segundo acto «Home», tema melódico y agresivo con toques arábicos coronado por unos espectaculares solos de teclado y guitarra. En este punto y cuando parecía que no se podía llegar más lejos en un solo disco suenan los primeros acordes de «The Dance of Eternity». Cómo describir esta danza de la eternidad? Podría Dream Theater escribir eternos pasajes musicales sin repetir un sólo tempo? Durante los seis minutos que dura «The Dance of Eternity» la respuesta parece ser un rotundo sí. Decenas de ritmos diferentes se condensan para destruir el concepto de canción rock formado por estrofas y estribillos y al mismo tiempo demostrar el virtuosismo y la privilegiada memoria musical de estos chicos. Si te gusta la danza de la eternidad amarás a Dream Theater para siempre. Si no te gusta los repudiarás hasta el infinito. Una canción radical en su concepción que se ha convertido en santo y seña de la banda y en su tema instrumental más celebrado, lo que queda demostrado en la cantidad de veces que ha aparecido en los setlists de sus abundantes giras. Para el que escribe estas líneas un verdadero hito en la historia de la música, cuatro Beethovens melenudos creando música celestial al unísono.

Como se repite a lo largo del disco los temas intrincados se mezclan con otros más melódicos y sencillos, pero de tremenda belleza. «One Last Time» es otro de esos ejemplos, naciendo desde el teclado de Jordan Rudess y uniendo a toda la banda en un apoteósico desarrollo. Siempre me gustó pensar que esa «última vez» se refería al último intento de la banda de hacer algo que trascendiera sobre todo lo que habían hecho anteriormente. Probablemente a esas alturas ya se sabían con algo especial entre manos. Tan especial como para continuar con «The Spirit Carries On», la balada por antonomasia de la banda. Una canción que demuestra que Dream Theater también sabe jugar duro en la liga de los estribillos, con uno digno de epitafio rockero. Para cerrar el segundo acto y su quinto álbum los chicos de Nueva York construyeron «Finally Free», un compendio de todas las virtudes del álbum condensadas en doce gloriosos minutos. Preciosas partes melódicas, otras de una fuerza colosal que destilan poder a raudales y un virtuoso tramo final para despertar a Nicholas de su viaje por una vida anterior y a nosotros del sueño que supone escuchar el «Scenes From a Memory». Cuando ese sonido estático con el que acaba «Finally Free» se apagó finalmente en los equipos de música de los fans de la banda y de los amantes del rock en general el título de su última canción cobró verdadero significado. Mike Portnoy, James LaBrie, John Petrucci, Jordan Rudess y John Myung eran finalmente libres. Libres para hacer la música que les diera la gana durante el resto de su vida. Así de grande fue el Metropolis Pt. 2: Scenes From a Memory. Tan grande como para ganarse ese increíble privilegio para siempre.

Sergi Plaza
Sobre Sergi Plaza 4 Artículos
Amante de los videojuegos, el cine, la literatura, los cómics y la música rock desde la más tierna infancia. Me gusta escribir sobre lo que me apasiona porque de las cosas que me gustan el escribir es lo que menos lugar ocupa y desde que soy padre ando bastante mal de espacio.