Carach Angren – Dance and Laugh Amongst the Rotten

Nuestra Nota


6.5 / 10

Ficha técnica

Publicado el 16 de junio de 2017
Discográfica: Season of Mist
 
Componentes:
Dennis "Seregor" Droomers – Voz, guitarra
Clemens "Ardek" Wijers – Teclados
Ivo "Namtar" Wijers – Batería

Músicos adicionales:
Nikos Mavridis - Violín
Patrick Damiani - Guitarra, bajo

Temas

1. Opening (2:17)
2. Charlie (4:10)
3. Blood Queen (4:55)
4. Charles Francis Coghlan (6:07)
5. Song for the Dead (4:16)
6. In de naam van de duivel (6:29)
7. Pitch Black Box (3:17)
8. The Possession Process (4:27)
9. Three Times Thunder Strikes (5:19)

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Con la de discos que salen al mercado, es todo un reto (y casi un arte) escoger cuáles reseñar y cuáles no. Además, en mi experiencia como redactor y como conocedor de las estadísticas de visitas de ésta y otras páginas, tengo una cosa más que comprobada: las reseñas de discos son el tipo de artículo que más se la pela a la gente, de largo. Los reportajes, conciertos o entrevistas tienen un éxito fácil, ya sea por cercanía o por lo único de su contenido, pero las reseñas, y más si son de bandas internacionales y semi oscuras como la que nos ocupa, obtienen una respuesta, en comparación, más bien moderada (por no decir irrisoria). En realidad tiene sentido: ¿quién necesita la reseña de un disco cuando lo puedes escuchar tú mismo y crearte una opinión en pocos minutos? ¿Para qué vas a tener que confiar en el veredicto de alguien que ni tan siquiera tendrá tus mismos gustos? Si estamos ante una banda muy grande sí que va a generar cierto interés, o si de trata de un grupo nacional que te vaya a compartir el enlace quizás también… ¿pero una banda holandesa de black metal de segunda fila? A nivel de audiencia, esta reseña es una absoluta pérdida de tiempo en un mundo en el que un titular del palo «Nicko McBrain se pilla un huevo con la cremallera del pantalón» va a generar veinte veces más visitas que la reseña de un disco como éste o tantos otros, por muy currada que esté.

Pero como de aquí ninguno de nosotros vamos a sacar ni un duro, lo cierto es que acaba dando un poco igual. Obviamente, que tus artículos los lean cientos de personas es una alegría innegable y un motivo de orgullo, pero de la misma manera que la mayoría de las bandas que reseñamos hacen la música que hacen por puro amor a ella y no por lo que puedan vender o por dónde puedan llegar, pues nosotros, salvando las distancias por supuesto, también lo acabamos haciendo por nuestros propios gustos, por lo relevantes que nos parezcan ciertos lanzamientos en nuestro mundo personal o por el aprecio que le tengamos a los grupos. Y porque reseñar un disco, aunque no os lo creáis desde el otro lado, es un trabajo bastante divertido que hace que te metas en el universo de esa banda y de ese álbum durante unos días, algo que yo, personalmente, aprecio mucho y quizás (seguro vamos) no haría de otra forma en este mundo de inmediatez y sobre-información. Hecha esta necesaria reflexión, Carach Angren tampoco es una banda que haya seguido nunca demasiado, ni tan siquiera el black metal sinfónico es uno de mis estilos de cabecera, pero cuando los vi teloneando a Fleshgod Apocalypse a principios de año me quedé totalmente prendado de su dramática y teatral propuesta sobre el escenario, y al saber que estaban en proceso de creación de su nuevo álbum, me prometí que me lo escucharía con detalle y que les haría la reseña aunque lo fueran a leer dos y el de la moto.

Carach Angren es un trío holandés que adscribe su música dentro del black metal sinfónico más dramático y exagerado. Dance and Laugh Amongst the Rotten (2017) es ya su quinto álbum, solamente dos años después de su anterior It Is Not a Fairytale… (2015), y lo cierto es que no supone un cambio demasiado agudo en su propuesta, más bien al contrario. Todas las señas de identidad de la banda están sobradamente presentes aquí: prominente presencia de pianos y arreglos sinfónicos y orquestales, ritmos histéricos y alocados, pasajes bombásticos y majestuosos, ambientación terrorífica y fantasmagórica y, en general, una personalidad apabullante. Todo al servicio de una asombrosa teatralidad temática, instrumental y vocal que, en este caso, se usa para contar la historia de una niña que, jugando con una ouija, toma contacto con el fantasma de varios personajes más o menos ilustres, que usarán el disco para explicar sus torturadas historias hasta que descubrimos que han acabado por poseer a la pequeña. Si bien en directo les está acompañando recientemente el ilustre Jack Owen, ex de Cannibal Corpse y Deicide, para liberar a Seregor de la tarea de tener que lidiar con una guitarra sobre el escenario, aquí es el trío de miembros oficiales el que se encarga de todo: el propio Seregor a las guitarras y a las voces, Namtar a la batería y Ardek a los mandos de todo tras sus teclados. Una formación que se mantiene intacta desde el primer día y que, como suele ser habitual (el álbum anterior fue una excepción), es protagonista de la portada del disco. En esta ocasión no en forma de foto como en Where the Corpses Sink Forever (2012) o en Death Came Through a Phantom Ship (2010), sino como dibujo casi-cómic.

Aunque la intro, llamada imaginativamente «Opening», es oscura y majestuosa y genera rápidamente el tono que necesita este disco, he de decir que Dance and Laugh Amongst the Rotten me ha costado un poquito, y sobre todo las canciones más locuelas como «Charlie» o «Blood Queen» no me han acabado de atrapar del todo a pesar de que valoro la complejidad de sus estructuras y la relativa originalidad de su propuesta. También «Charles Francis Coghlan», bastante más comedida, me ha parecido algo aburridilla y repetitiva, y no es hasta el cuarto tema que mis fluidos se empiezan a activar. Odiaría parecer facilón, pero las canciones que me han acabado gustando más, incluso después de múltiples escuchas, son justamente las que me han parecido más directas y evidentes, encabezadas por la solemne y dramática marcha fúnebre que es «Song for the Dead», oscura y agobiante cuál macabro vals, y la potente y pegadiza «In de naam van de duivel», mi favorita a día de hoy con sus mil partes y matices que van desde la épica más antémica a la sensible sencillez de sus partes acústicas o a la cacofónica agresividad de los pasajes más estrictamente guitarreros. También he disfrutado muchísimo con la pegadiza, potente y pesada «Pitch Black Box», con su irresistible ritmo infeccioso cortado aquí y allí por innumerables desvaríos pianísticos. «The Possession Process» está un poco a caballo entre unas y otras: hay momentos en que me desengancho bastante, pero en otros me pasa justo lo contrario, y de hecho su final lleno de susurros fantasmales me parece poco menos que apoteósico. Para cerrar queda «Three Times Thunder Strikes», quizás el tema más guitarrero y con menos elementos sinfónicos de todo el disco, que para mi gusto tampoco acaba de funcionar del todo.

Así que bien, estamos ante un álbum bastante corto, de solo 41 minutos que pasan en un suspiro a pesar de que realmente solo haya tres temas y medio que me hayan atrapado de verdad y que en conjunto no me apasione especialmente ni por sí mismo ni en comparación con sus anteriores trabajos. En todo caso ya decía antes que Carach Angren no es una banda cuyos discos me hayan acabado de volver del todo loco nunca, y este álbum no me ha hecho cambiar de opinión. Pero es en directo cuando todo toma sentido, y aunque es cierto que escuchar las canciones de Dance and Laugh Amongst the Rotten en mis auriculares no me acaba de emocionar a pesar de que les valoro ser una propuesta bastante única, si hago un ejercicio de fantasía e intento visualizar cómo se traduciría todo esto sobre un escenario, la cosa coge otra dimensión al imaginármelos bajo la magnética batuta del macabramente elegante Seregor, siempre agarrado a su guadaña, y con la sonrisa trágica y sardónica de Ardek detrás de su teclado hidráulico. Hay bandas que son auténticas máquinas de precisión suiza en directo, que te aplastan la cabeza sin que puedas hacer nada por evitarlo. No me atrevería ni a decir que Carach Angren lo sean, sino que, sencillamente, mirar sus evoluciones sobre el escenario al son de tal dramatismo musical, y tener la oportunidad de fotografiarlos, a pesar de llevar relativamente poca parafernalia (aunque sea tremendamente efectista), es algo realmente fascinante. Y ni que sea para darles la excusa de volver a salir a la carretera ya doy por amortizada la publicación de este álbum.

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Sobre Albert Vila 952 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.